Continuamos con las andanzas de nuestros pizpiretos aventureros, consagrados a la recuperación de la mano de Vecna, mientras continúan buscando una forma de encontrar el famoso templo del mal elemental.
Falsas apariencias
Nos les costó mucho entrevistarse con Burne. Pese al ataque de los osgos, la fortaleza que estaba construyendo junto a su compañero Rufus seguía siendo el lugar más seguro y prominente en la villa de Hommlet, y tras unas palabras con los guardias, fueron conducidos a una cómoda cámara donde poder conversar en privado con el hechicero.
Al principio, Burne mostró cierta resistencia a creer en la historia de los aventureros. El consejo debía estar muy ciego si un espía del templo había podido andar entre ellos durante nada más y nada menos que un año. Pero al final tuvo que claudicar ante las evidencias que se le presentaban, sobretodo al descifrar la nota que los Valientes de Boccob habían interceptado:
Lareth a caído. Un grupo de aventureros llamado los Vengadores de Boccob son los causantes. La barbacana puede estar comprometida. ¿Qué deseáis que hagamos?
R.
No había tiempo que perder, el grupo se dirigió con presteza a la tienda de Rannos, y mientras nuestros aventureros montaban guardia y se aseguraban de que nadie escapara, Burne se introducía solo en la tienda y lograba apresar sin mucho esfuerzo a Rannos y su compinche Gremag.
De vuelta en la torre de Burne, Galiard utilizó su hechizar persona para sonsacar lo que pudiera de los dos espías, y aunque sabían que era una opción con pocas posibilidades de funcionar, una buena interpretación y la colaboración de todo el grupo, lograron obtener algunos retazos de información:
- Rannos y Gremag llevaban un año trabajando para el templo
- Proporcionaban información y equipo a Lareth
- Le informaban de caravanas de comerciantes poco defendidas y de otros posibles blancos fáciles
- La captura de esclavos era una forma importante de financiación para el templo
- No conocían directamente a su interlocutor más allá de Lareth, ni si los cuervos mensajeros venían de Nulb o directamente del templo.
El consejo de Hommlet quedaba una vez más en deuda con el grupo. Y aunque nuestros aventureros tenían claro que querían seguir con su búsqueda y partir hacia el templo, se guardaron muy mucho de revelar sus planes a nadie. No podían asegurar que no quedaran espías del templo. Y a ciencia cierta que aquella villa aún les deparaba alguna que otra sorpresa, pues esa misma noche Elmo se confesó como un caballero del venado a las órdenes del vizconde de Verbobonc. Los últimos actos de nuestros aventureros le habían movido a revelarles sus verdadera identidad, así como a susurrarles que si visitaban Nulb, podrían contar con la ayuda de su hermano Otis, infiltrado como herrero y también a las ordenes del vizconde.
A la mañana siguiente el grupo partió hacia el norte. Habían propagado, con la ayuda de Elmo, la noticia de que volvían a la ciudad libre de Falcongrís. Si bien, en cuanto estuvieron lejos de la villa, abandonaron el camino para dirigirse campo a través hacía el noreste. En esa dirección debían terminar por encontrarse o bien con el templo o bien con el asentamiento de Nulb. La noche les sorprendió cerca de unas colinas, donde se hicieron fuertes para descansar y recuperar fuerzas.
Sin embargo aquella noche iba a distar mucho de ser tranquila. Durante su guardia, Markus oyó las pisadas de un par de personas que ascendían hacia la cumbre. Lleno de curiosidad, despertó a sus compañeros y se dispuso a seguir a los extraños para intentar descubrir que les podía llevar tan lejos de cualquier núcleo de población conocido.
Así pudo observar una extraña ceremonia al rededor de un menhir marcado con runas flaenias antiguas. Aunque la verdadera sorpresa llegó cuando Celene, el segundo satélite de Oerth, se reveló en los cielos. Entonces las dos figuras comenzaron a convulsionarse y a cambiar, ganando estatura, masa muscular y pelo, mucho pelo.
Poco después Markus descendía a toda prisa perseguido por dos horribles figuras mitad lobo mitad hombre. Por suerte el resto de sus compañeros estaban preparados. Primero actuó Finan, que tras invocar el poder de San Curthbert, desterró a una de las dos criaturas. El resto del grupo rodeó a la segunda bestia y el hacha de Juku hizo el resto. Pasados los efectos del destierro, la criatura expulsada volvió al plano material, solo para huir a toda prisa tras ver el destino que había corrido su compañero.
A la mañana siguiente el grupo puso toda la distancia que pudieron con aquellas colinas, no deseando saber nada más de aquel menhir o de los hombres-lobo. Y así no tardaron en llegar hasta las estribaciones del bosque nudoso. Siguiendo el curso de un río descubrieron en la distancia el asentamiento de Nulb, y puesto que ese no era su destino, se desviaron hacia el este. Poco después encontraban en un claro una estructura en mal estado que claramente pertenecía a algún tipo de templo. Habían llegado a su destino...