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viernes, 29 de enero de 2021

Aventureros de la Marca 10

Tras cruzarse en el camino de la hermandad de la Muerte Silenciosa, nuestros aventureros se reavituallan de nuevo en Olmeda, siempre a la caza de nuevas aventuras que les proporcionen fama y riquezas.

Hacia el oeste

Aliana organizó un pequeño encuentro entre los Herederos de Uztum y Portius Galión, el prelado de la iglesia de Valion en Olmeda. Por la tarde partiría de vuelta a Puerto Oeste, pero antes quería hacer ese pequeño favor por los aventureros que tanto bien le habían hecho. De hecho la reunión fue bastante productiva, ya que nuestros aventureros habían decidido contratar a un clérigo que los acompañase, y precisamente Portius conocía a un acólito de Velex que podía estar disponible.

Tras el almuerzo, y ya de vuelta en la posada del Caballero Andante, el grupo recibió un mensaje del duque Valarión Ostario. Durante los festejos posteriores al gran festival, el duque se había interesado por el grupo, y quizás ese interés pudiera cristalizar en algún tipo de encargo. No queriendo hacer esperar a tan importante persona, el grupo se dirigió de inmediato al bastión, aunque los nervios les jugaron una mala pasada en la entrada y solo la intervención del castellano logró que pasaran el punto de control.

Valarión Ostario

No ayudó el hecho de que el duque apenas hubiera revelado nada sobre la naturaleza del encuentro, aunque el grupo pronto entendió la razón. Por lo visto el duque quería ayudar a un viejo amigo en problemas. Zakarías, el amigo, gobernaba actualmente un asentamiento en tierras de los centauros, no muy lejos al oeste de la frontera con Reino Bosque. El asentamiento de Orlán estaba por tanto fuera de los dominios de Reino Bosque y Valarión no podía mandar de forma oficial a nadie, puesto que las tribus de las praderas podían considerarlo una provocación.

Según Zakarías, desde hacía varias semanas se habían producido extrañas desapariciones en la noche. Familias enteras de aldeanos que no volvían a ser vistos. Muchos creían que simplemente habían dejado el lugar en pos de un sitio mejor, pero ante el goteo incesante, Zakarías quería investigar el asunto discretamente. El grupo obtuvo una carta sin firmar de Valarión que sería suficiente por lo que contenía para que fueran reconocidos como la ayuda pedida, y además obtuvieron la promesa de un pago total de 400 monedas de oro por sus servicios, con un adelanto inicial de 150 monedas de oro.

Con el trato cerrado, nuestros aventureros partieron para comprar algo más de equipo, encargar un par de armaduras nuevas y entrevistarse con Gladio, el acólito de Velex. No les costó mucho llegar a un trato con el clérigo, acordando una tarifa de una moneda de oro por día y una parte igual al resto de aventureros de cualquier tesoro o recompensa obtenidos.

Gladio, fiel servidor de Velex

Un par de días después partían rumbo al oeste siguiendo el camino de la Manticora, adentrándose así en las praderas de los centauros...


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