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lunes, 25 de marzo de 2019

Los Vengadores de Boccob 13

En nuestra última sesión dejamos a nuestros aventureros en medio de una emboscada. En su persecución de un grupo de globins huidos terminaron por convertirse en los cazados. Veamos si lograron salir ilesos.

Corre por tu vida


Un par de virotes de ballesta lanzados a través de unos agujeros en las paredes dieron la bienvenida al grupo mientras de las puertas que tenían enfrente salían varios gnolls y goblins a la carga. Se iniciaba así un combate desesperado en el pequeño vestíbulo. Había hasta cuatro vías posibles de entrada en la sala, lo que complicaba enormemente la posición táctica de los aventureros. Este hecho se hizo patente cuando dos grupo más reducidos de saurios y de gnolls rezagados se unieron al combate desde los pasillos laterales, atacando la retaguardia de los Vengadores de Boccob.

La posición se hizo pronto insostenible, al menos para Galiard que sugirió a sus compañeros que huyeran. Los goblins no eran el problema, pero los saurios y los gnolls eran otro cantar. Al principio el resto de los aventureros se resistió a la idea, pensando que podrían aguantar. Pero las heridas se sucedían una tras otra, y tanto Juku como Markus corrían el riesgo de caer.

Galiard aprovechó un momento que quedó libre y comenzó a retirarse, con la esperanza de crear alguna ilusión que retrasara a sus adversarios si decidían perseguirlos. Cuando dió la señal, el resto del grupo puso pies en polvorosa mientras sus enemigos gritaban y chillaban a sus espaldas.

La ilusión surtió algo de efecto, pero las heridas de los aventureros eran muy importantes y sus enemigos pronto comenzaron a recortar distancias. Entonces recurrieron a arrojar algo de dinero, pero una vez más la distracción solo funcionó a medias. Al menos el grupo alcanzó el pasillo estrecho del primer nivel, donde sus enemigos tendrían que atacarlos de uno en uno. Allí el grupo se dió la vuelta para frontar el que podía ser su último combate.

Por suerte los dioses se apiadaron de ellos, y la combinación del poco espacio, un uso creativo de los conjuros Mano de Mago y Soltar, la lanza de Markus atancando desde segunda fila, y unos últimos ataques afortunados dieron con el último de los saurios huyendo y con nuestro maltrecho grupo a solas en el pasillo. Una vez más tocaba lamerse las heridas en la sala que consideraban segura.

Tras un día de descanso dedicado a recuperar sus fuerzas, el grupo estaba listo para intentarlo de nuevo. Pese a que la persecución de los goblins se había revelado como una mala idea, los Vengadores de Boccob decidieron volver al templo y comprobar si quedaban enemigos. Un nutrido grupo de saurios encabezados por el shamán de la tribu los recibió a base de flechas y conjuros. Esta vez nuestros aventureros no se quedaron a ver como se desarrollaba el combate, y a las primeras de cambio salieron corriendo de nuevo. Para alivio del grupo, los saurios no los persiguieron.

Tras recuperar el aliento, nuestros aventureros decidieron que ya estaba bien de intentar limpiar el templo. Lo dejarían para otra ocasión. A cambio se dirigieron hacia el sur, a través de un pasillo que aún no habían explorado. Por suerte la zona parecía vacía, y tras atravesar una sala y varios pasillos fríos y llenos de polvo, llegaron hasta dos grandes puertas grabadas. En seguida las reconocieron como las puertas que no pudieron abrir desde la caverna donde fueran atacados por un cieno gris. Pero esta ocasión estaban del otro lado, y no les costó tanto desbloquear la cerradura. Con la apertura de las puertas llegaban a la caverna donde creían que estarían los restos de Luel, una pequeña victoria al fin... 



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