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domingo, 8 de mayo de 2022

Leyendas de Arkham 11

En nuestra última sesión dejamos a nuestros aventureros descansando en Kingsport, tras desarticular una organización de sectarios que había puesto en peligro el trato de la ciudad con la comunidad gul.

Alguien voló sobre el nido del búho

Agotados tras el enfrentamiento, el grupo se concedió un merecido descanso. Lamentablemente, Chogan no lo iba a poder disfrutar como el resto de sus compañeros, pues al poco de conciliar el sueño, volvió a aparecer en aquella loma pelada con la que había soñado múltiples veces. Esta vez, un plácido jefe nativo se le apareció para advertirle de que habían hecho mal al entregar la máscara de búho a David Lodge. Chogan intentó obtener más información, pero un gran búho real descendió sobre el anciano y lo despedazó ante la horrorizada mirada de nuestro aventurero. Chogan despertó cubierto de sudor, y al mirar por la ventana, vio al mismo búho devolverle la mirada desde un árbol cercano a su habitación. Un instante después, una certera flecha volaba hacia el ave, hundiéndose profundamente en su pecho y haciéndola precipitarse al suelo. Sin embargo, cuando Chogan y Heindrick revisaron el lugar, solo encontraron la flecha, extrañamente envejecida, y poco más.


 

La llegada del día no trajo buenas noticias. El hermano Miguel informó a nuestros aventureros de que habían encontrado muerto al alcalde Holms. Por lo visto había sido atacado por una ave rapaz durante el transcurso de la noche. Revisando su cuerpo, descubrieron un tatuaje en forma de serpiente emplumada. Aquello no hizo sino acrecentar los temores de todos, si bien, la conexión entre todos esos hechos aún les era esquiva.

Tratando de encontrar alguna nueva pista, Heather y Edward se dedicaron al estudio pormenorizado de los libros de cuentas extraídos del templo. Heather descubrió un apunte referente al alcalde Holms, de hacía un año, justo cuando se fechaba su llegada a Kingsport. Coincidía con la carta que David Lodge había enviado a Mordenheim indicando que tenía nueva información sobre el objeto que buscaba. Además, desde ese momento, los envíos hacia esa misteriosa fortaleza se volvían mucho más frecuentes. Edward, por su lado, descubrió un apunte sobre una caja procedente del Brirish Museum llegada al puerto de Salem. No habría pasado de ser una nota a pie de página si no hubiera aparecido junto al nombre de Albraight. Aquello era precisamente lo que lo había llevado al nuevo mundo, pues la sociedad secreta de la que era miembro le había encomendado precisamente recuperar un objeto robado por ese sujeto. ¿Estaría el objeto que buscaba en esa precisa fortaleza?

Tampoco el esclavo de los Lodge pudo arrojar algo de luz al misterio. Sí que sabía que los Lodge habían estado haciendo envíos regulares fuera de Kingsport, pero siempre se le había dicho que eran a clientes de los asentamientos locales, y los tres conductores de los carromatos habían partido junto a los Lodge. Parecía que habían llegado a un punto muerto. Lo único que sabían seguro era que la fortaleza estaba en algún lugar de las montañas del oeste y que cualquier ruta medianamente segura pasaba por Arkham...

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