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viernes, 19 de marzo de 2021

Aventureros de la Marca 14 y 15

 En el interior de los pantanos al norte de Orlán, los Herederos de Uztum continúan con la exploración del complejo subterráneo relacionado con las desapariciones de los aldeanos. ¿Serán capaces de averiguar quién está detrás de los raptos?

Caminando en la oscuridad

Tras unos instantes en silencio, nadie más acudió a la entrada por lo que nuestros aventureros asumieron que no se había dado la alarma. Dirigidos por Tulin, avanzaron hacia el este. Descartaron explorar un largo pasillo que mostraba varias puertas a ambos lados, solo para detenerse ante una mancha gelatinosa que cubría el camino por el que avanzaban. Algún sexto sentido previno a Albarad contra aquello, así que nuestro explorador avanzó con cuidado y hundió la punta de su espada en la sustancia. Un fuerte siseo y un humo fino terminaron por corroborar el pálpito del aventurero. Retiró el arma rápidamente solo para encontrarse con un tentáculo gelatinoso que salió disparado contra él. Albarad gritó hacia sus compañeros, necesitaban fuego. Si no estaba equivocado se estaban enfrentando a un cieno gris. Lamentablemente todo ese ruido no pasó desapercibido y unos cuantos guardias emergieron por el pasillo que habían dejado un poco más atrás. Sin tiempo para reaccionar, los Herederos de Uztum se veían otra vez abocados al combate.



Pero a fuerza de enfrentamientos, el grupo cada vez se coordinaba mejor, y tras despachar al cieno quemándolo con una antorcha, pudieron concentrarse en los guardias. Estos poco pudieron hacer ante las acometidas de Einar y Tulin, convenientemente respaldados por Barfin y Albarad. No sería aquel su último enfrentamiento, pues tras remendar sus heridas y descansar en un almacén del complejo, terminarían enfrentándose a nuevos guardias, quizás los cabecillas.

Einar estaba convencido de que aquel complejo ciertamente albergaba la banda tras los problemas de Orlán, así que había que seguir avanzando. Por si no estuvieran suficientemente convencidos, al poco llegaban hasta una gran sala cubierta por el agua llena de huesos humanos. ¿Cuántos de los desdichados desaparecidos de Orlán habría terminado allí? Aquello no parecía ser la obra de un simple grupo de bandidos, debía haber algo más.

Y así nuestros aventureros continuaron explorando aquel complejo maldito, esquivando un gran lago de aguas cristalinas a través de pasillos circundantes solo para terminar ante una puerta marcada con una gran aspa de pintura roja. Aquella aspa no amilanó a nuestros aventureros que la echaron abajo. Así llegaron a una gran sala de altos pilares cuyo techo apenas era posible discernir. La sala parecía vacía, pero pronto se dieron cuenta de que no estaban solos, una suave melodía descendió desde las alturas para envolver a nuestros aventureros y arrullarlos. Aunque suave y relajarte, solo anunciaba problemas...


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