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domingo, 1 de mayo de 2022

Leyendas de Arkham 10

Retomamos nuestra historia en tierras del nuevo mundo. Tras descubrir la implicación de los hermanos Lodge en los problemas de Kingsport, nuestros aventureros han decidido tratar de darles caza.

Un trabajo limpio

Todos tenían claro que el tiempo corría en su contra. Pickman se dirigió a hablar con Porphos sin sacar mucha más información, a aparte de que la tregua seguía en pie y de que si no desaparecían más cadáveres del cementerio el "trato" se podía dar por vigente de nuevo.

En cuanto a los cuerpos etiquetados, Pickman relató que los gules no consumían la carne como alimento directo, sino que ganaban los conocimientos de aquellos de los que se alimentaban, y que cuanto más longevo era un cadáver, mejor funcionaba esa transferencia. De ahí la afición de los gules por etiquetarlos y guardarlos. Las imágenes que tal relato provocó en cada uno de los oyentes quedaron para ellos mismos y sus pesadillas.

No quedaba más que acudir al templo bajo el acantilado. Ya conocedores del camino, no tardaron mucho en presentarse ante las puertas del templo, ahora abiertas. Un suave y empalagoso canturreo llegó hasta sus oídos. No tardaron en descubrir una figura apostada en el interior, probablemente un guardia.

El grupo se movió con rapidez, aunque no pudieron evitar que el guardia diera la voz de alarma. En una capilla aledaña, Jeduthan Lodge oficiaba algún tipo de ritual junto a cuatro sectarios más. Sintiendo una urgencia preternatural, Edward, Hendrik y James se lanzaron al interior, mientras Chogan y Heather los cubrían a un poco más de distancia. Pero el ritual había sido completado, y para horror de nuestros aventureros, una forma cubierta de mil gusanos se levantó del altar de fría piedra.


Tanto Jeduthan como el horrible ser trataron de afectar de alguna forma las mentes de sus contrincantes, pero quiso Dios que ese día las fuerzas del mal no prevaleciesen y mantuvo firme el espíritu del grupo. Rodeados por nuestros héroes, poco pudieron hacer contra las acometidas de sus aceros y los mordiscos de sus balas, sucumbiendo poco después.

Pero no había tiempo para festejarlo. Detrás de una cortina cercana descubrieron una masa de carne imposible de describir, de la que al poco surgía un enorme tentáculo tratando de atraparlos. Era más de lo que estaban dispuestos a aguantar y salieron de allí como alma que lleva el diablo tras arramblar con unos pocos papeles y libros que allí se encontraban. A sus espaldas, el tentáculo batía paredes, suelo y techo con la rabia de saber que ese día no los atraparía. Antes de abandonar el templo, aún acertaron a ver como todo el complejo se derrumbaba fruto de los golpetazos de aquel ser de pesadilla.

Ya de vuelta en Kingsport, pudieron revisar con calma la documentación recuperada. La mayoría hacía referencia a la construcción de algún tipo de complejo en las montañas del oeste, haciendo referencia a varios envíos de material desde Kigsport y Salem. También había referencias a un tal Kaientaronkwen, jefe de los Wendigo...

 




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