domingo, 24 de febrero de 2019

Los Valientes de Volkas 49: Curse of Strand 11

Tras conseguir la hoja solar en su última sesión, lo que podría decantar un enfrentamiento contra Strahd de su lado, nuestros aventureros decidieron que había llegado la hora de aceptar la invitación del conde.

Cita para cenar


Tras pasar la noche sin incidentes, los Valientes de Volkas se prepararon para tomar el camino hacia el castillo Ravenloft. Sin embargo Mylon no estaba convencido del todo. Antes de partir propuso al resto volver hasta las ruinas de Berez y enfrentarse a la bruja del lugar. Argumentó que si no eran capaces de vencerla, pocas posibilidades tendrían contra Strahd. Ni Volkas ni Delar estuvieron de acuerdo. La hoja solar podía ser un arma definitiva contra Strahd, pero nada aseguraba que también lo fuera contra la bruja. En cambio si la bruja conseguía abatir a alguno de los aventureros, eso reduciría enormemente sus posibilidades de vencer al conde. Terminada la discusión avanzaron hasta las ruinas de las grandes puertas, donde hicieron noche. Querían llegar al castillo de día. Ninguna criatura los molestó, honrando el contenido de la invitación recibida.



A la mañana siguiente recorrieron el resto del camino y llegaron hasta el puente levadizo. El castillo parecía darles la bienvenida, ya que no estaba levantado. Exploraron primero el patio de armas, pero no viendo nada de interés y al no poder levantar las rejas que impedían pasar a la zona trasera, volvieron a la entrada principal donde las puertas se abrieron a su paso.

Ya en el interior del castillo, lo primero que percibieron nuestros aventureros fue la música de un órgano que les llegaba desde algún lugar indeterminado. Acto seguido vieron descender por unas grandes escaleras a un elfo muy engalanado que se presentó como Rahadín, el chambelán del castillo. Les invitó a que lo siguieran hasta una cámara donde les esperaba el conde, pero los aventureros rechazaron la invitación pese a las advertencias de Rahadín, y continuaron su camino ignorando al elfo que pareció no inmutarse por el desplante.


Tras recorrer un antiguo pasillo, el grupo llegó hasta una espaciosa capilla. Sobre el altar vieron el cuerpo de alguien muerto bastante tiempo atrás. Agarraba una estatuilla mientras su arma -una maza- se encontraba tirada en el suelo. Volkas y Mylon utilizaron sus dotes mágicas para intentar desentrañar la escena. Al final Mylon detectó bien en la estatuilla y mal en la maza. Decidiendo que el objeto podía ser de utilidad Mylon se hizo con él aunque dejó para después su estudio, el reloj seguía avanzando y no disponían de tiempo que perder.

Desde la capilla el grupo accedió a unas escaleras de caracol que descendían y ascendían por igual. Lamentablemente el camino hacía las catacumbas estaba sellado por un muro con una extraña rendija muy fina en su superficie. Sin otra opción aparente, los aventureros ascendieron por las escaleras hasta el piso superior. Desde allí llegaron a un pequeño balcón que se abría a la capilla. Dos cuerpos descansaban sobre dos tronos de madera. Pensando que podrían ser algún tipo de muerto viviente procedieron a separar sus cabezas. Pero para su sorpresa las criaturas se levantaron descabezadas y atacaron a los aventureros. Por suerte no parecían muy ágiles y recibieron varios golpes certeros. Entonces Mylon se percató con horror de que sus cabezas seguían animadas. Al final los cuerpos se desplomaron tras recibir un fuerte castigo, aunque solo para levantarse una vez más y continuar con la lucha. Nuestros aventureros no se amilanaron y redoblaron sus ataques, recibiendo su recompensa poco después. Los muertos vivientes se desplomaron una vez más para no levantarse. El silencio volvía a adueñarse del lugar...


2 comentarios:

  1. Nada comparado con lo que estaba por venir. Supongo que es lo esperable si te internas en el castillo de un vampiro ;)

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