Todo parece indicar que nos acercamos a la conclusión de las peripecias de los Vengadores de Boccob en el templo del mal elemental. Si bien queda por averiguar si saldrán con vida del lugar o será el final definitivo de sus andanzas. En su última sesión, los abandonamos cuando huían de Falrinth. Veamos como ha continuado la historia desde entonces.
El principio del fin
Tras descansar, y viendo que no habían sido molestados, nuestros aventureros recuperaron la confianza. Podrían haber abandonado el lugar y aceptado la derrota, pero no habían llegado tan lejos para tirar la toalla tan cerca de su objetivo: tocaba batirse de nuevo con los peligros del nivel inferior.
Y a ciencia cierta que no tardaron mucho en volver a verse envueltos en el combate, pues apenas habían descendido por las escaleras cuando un trol dio la voz de alarma y se lanzó contra ellos. El propio Falrinth apareció poco después, acompañado de sus acólitos. Entonces, y para sorpresa de todos, Juku se adelanto pidiendo que no se entablara combate y que el resto del grupo le dejasen hablar con el hechicero. Lamentablemente, apenas acertó a decir unas pocas palabras inconexas y Falrinth lo desterró a otro plano haciendo uso de su magia. Sin el guerrero, las cosas pintaban mal de verdad para el grupo.
Por si eso fuera poco, varios de los conjuros lanzados por Galiard y Finan se estrellaron contra el hechicero solo para desvanecerse sin causar efecto. Cosa muy diferente de los conjuros lanzados por el propio Falrinth, que causaron estragos entre nuestros aventureros. Fue entonces cuando Finan invocó una de sus más poderosas plegarias, advirtiendo con júbilo que esta era capaz de atravesar las protecciones del enemigo. Galiard siguió la estela de su compañero, invocando la hechicería más poderosa de la que fue capaz. Los recursos de los Vengadores de Boccob cogieron a Falrinth por sorpresa, entendiendo este muy tarde que había subestimado el verdadero poder de sus contrincantes. Con la voz quebrada y casi a punto de caer al suelo inconsciente, Finan apeló a san Cuthbert una última vez y lanzó un terrible hechizo de desintegración. Falrinth gritó lleno de desesperación tratando de resistir sus efectos, pero san Cuthbert se la tenía jurada al taimado hechicero y su vida se apagó entre maldiciones lanzadas al viento. Entonces apareció Juku, que ya liberado de sus dudas, se lanzó al combate para derrotar al resto de los secuaces de Falrinth.
El grupo se dejó caer entonces al suelo, exhausto y herido. Finan apeló a sus últimas reservas de magia para curar a sus compañeros, mientras Juku les relataba que una voz femenina le había hablado cuando cayó en el primer combate con el hechiero. La voz le había prometido muchas cosas, pero al final Juku no había sido capaz de traicionar a sus compañeros.
Un poco después, nuestros aventureros encontraban la mano de Vecna, encima de un pequeño pedestal que absorbía su magia para alimentar algún oscuro ritual. Por lo visto, los sectarios del templo, o al menos Falrinth, estaban tratando de liberar a lo que fuera que permanecía allí encerrado utilizando el impío objeto. Con mucho cuidado, nuestros aventureros extrajeron la mano del pedestal y la guardaron a buen recaudo.
Podrían haber abandonado el templo entonces, seguros de haber cumplido su misión y haber asestado un importante golpe a los seguidores del Dios Elemental Ancestral, pero la codicia hizo mella en ellos y decidieron explorar el resto del nivel a la búsqueda de tesoro. Así, llegaron hasta los aposentos del hechicero, solo para ver con horror como un fantasma se materializaba ante ellos y se apoderaba del cuerpo de Juku. El guerrero se volvió contra sus compañeros, que agotados y sin apenas recursos, apenas pudieron salir huyendo. Se retiraron entonces hasta la cámara del ritual, atrancando la puerta y esperando poder descansar para recuperar fuerzas, pero ¡ay!, el fantasma tenía otros planes. Siguiendo al grupo dentro del cuerpo de Juku, lo abandonó junto a la puerta atrancada para atravesar esa pobre defensa material y aparecer ante nuestros aterrados aventureros. Con una mirada de pesar, reconociendo el destino aciago que venía a su encuentro, los Vengadores de Boccob se prepararon para vender caras sus vidas...