domingo, 21 de febrero de 2021

Los Valientes de Volkas 64

Nuestros aventureros continúan discurriendo por las peligrosas calles de Erelhei-Cinlu, la temible ciudad Drow. Tras encontrar una especie de refugio en la posada del Hongo Coronado y una especie de patrón, toca seguir con las pesquisas para dar con Eclavdra.

Las fauces del infierno

Con una nueva razón para visitar a Plemberg el marchante, los Valientes de Volkas volvieron a requerir los servicios de Slug, aunque Volkas iba poco a poco familiarizándose con aquellas endemoniadas calles. El marchante no tuvo ningún problema en recibirles y confirmar que efectivamente estaba en posesión del pergamino, si bien sus planes pasaban por subastarlo al día siguiente en una posada cercana. Por tanto Plemberg los invitó a asistir a dicha subasta y a pujar por el pergamino si de verdad querían hacerse con él.

Visto que no parecía haber otra opción, nuestros aventureros visitaron la posada de la subasta para comprobar cuantas salidas tenía, posibles rutas de escape y en general reconocer el terreno. Ya de vuelta en su propia posada, se permitieron relajarse un poco mientras cenaban. Mantuvieron los oídos bien abiertos, y así pudieron averiguar que el grupo de humanos con los que compartían hospedaje  estaban allí buscando a alguien y pensaban abandonar la ciudad si no lo encontraban en los próximos dos días.

A la mañana siguiente acudieron a su cita con algo de tiempo, otra vez con la intención de escudriñar el lugar y evitar cualquier encerrona que pudieran estar preparándoles. En el interior se toparon con un par más de grupos interesados en la mercancía: un elfo drow acompañado de algunos sirvientes y una humana clérigo también acompañada por un pequeño séquito.

El elfo drow quedó apeado de la subasta pronto, dejando el asunto en manos de nuestros aventureros y de la extraña clérigo. El precio subió rápidamente para regocijo de Plemberg, llegando a superar las 2.000 monedas de oro. Al final, y para consternación de la clérigo, fueron los Valientes de Volkas los que se hicieron con el botín. La humana se acercó entonces al grupo y se presentó como Jirmelle. Trató de iniciar una conversación pero Volkas no quería revelar ningún dato por error, y viendo que en aquella ciudad la amabilidad no tenía lugar, despachó a la clérigo con aspereza.

Conscientes de que ahora podían ser el blanco de un nuevo enemigo, nuestros aventureros volvieron a la posada más atentos que nunca ante cualquier mirada indiscreta. Solo cuando estuvieron todos en el interior de una de sus habitaciones, procedieron a estudiar el pergamino. Lamentablemente estaba escrito en alguna especie de flaenio antiguo, que hasta ahora los sabios siempre habían defendido que carecía de escritura. Volkas procedió a copiarlo lo más fielmente posible con la idea de visitar a su patrón, entregarle el original y comprobar si él era capaz leer el contenido. El grupo se movió con presteza, pues desde el encuentro con Jirmelle, un sexto sentido les advertía de que tarde o temprano iban a encontrarse con problemas. Y tocaba temprano.

Iban ya de camino a casa del ilícido cuando la calle quedó desierta. No hacía falta más para que los Valientes de Volkas se pusieran en guardia. Cuatro horribles criaturas aparecieron entonces cerrándoles el paso tanto por delante como por detrás. Eran claramente demonios amorfos y cambiantes, que mostraban su horrible condición con mutaciones espontáneas que aparecían y desaparecían ante los ojos de nuestros aventureros.

Por suerte para el grupo Mylon contaba con su terrible conjuro de Destierro, que mandó pronto a una criatura con torso de mujer y cola de serpiente de vuelta a su plano. Sin embargo la jugada no les salió del todo bien al equivocar el blanco. Un enorme demonio con cabeza de jabalí demostró ser muchísimo más peligroso. Volkas invocó entonces una cúpula mágica que lo dejó fuera. La estrategia demostró ser todo un acierto. El grupo pudo encargarse de los otros dos demonios que habían quedado encerrados con ellos mientras guardaban el poder mágico de Mylon para un último Destierro. Pelor se mantuvo al lado de nuestros aventureros y la criatura se desvaneció, camino de su plano demoniaco entre gritos de frustración y rabia. Poco después la vida volvía a las calles cercanas como si nada hubiera pasado.

Sin más sorpresas llegaron hasta el estudio de Oolachrithon quien procedió a pagar las 2.000 monedas de oro acordadas. Además averiguaron que estaba al tanto de quien era Jirmelle, nada más y nada menos que una clérigo del príncipe demonio Graz'zt. Por lo visto había llegado a la ciudad para entrevistarse con Eclavdra, a quien probablemente deseaba entregarle el pergamino como presente. No solo eso, por lo visto había viajado hasta allí con otro regalo, una tablilla suelia con información sobre la prisión del Dios Elemental Ancestral...

Los Valientes de Volkas conversan con Oolachrithon


 


domingo, 7 de febrero de 2021

Los Valientes de Volkas 63

Los Valientes de Volkas se aproximan poco a poco hacía su objetivo. Tras días viajando por la infraoscuridad y tras obtener información muy útil en la gran bóveda de los drow, llega el momento de introducirse en las calles de la decadente ciudad de Erelhei-Cinlu.

No es ciudad para extranjeros

El grupo se aproximó con cautela hacia la gran puerta de la muralla. Obviamente el emplazamiento estaba bien vigilado por soldados drow, pero estos no parecían prestar demasiada atención a los viajeros, siempre que estos vistieran la omnipresente capa negra.

Una oleada de esclavos los recibió nada más atravesar las puertas. Orcos, goblins, semi-drow y muchas otras especies anunciaban a gritos locales comerciales, posadas y otros lugares mucho más oscuros e inquietantes. De todos ellos el grupo se quedó con el nombre de la posada del Hongo Coronado, en el gueto de los extranjeros, y con la tienda de Plemberg el marchante. El grupo había decidido hacerse pasar por mercenarios a la búsqueda de trabajo y de objetos mágicos que comprar. Los dos emplazamientos les servirían bien para apoyar la coartada.

Plemberg el marchante

En compañía del goblin Slug, vocero del Hongo Coronado, se internaron por una suerte de calles de geometría imposible, mientras enormes arañas paseaban sobre sus cabezas, tejiendo densas telarañas entre los capiteles de la ciudad. Resultaba casi imposible orientarse en aquel maldito lugar. Además de que los múltiples signos de violencia que vieron durante su camino les persuadieron de intentar explorar el lugar por su cuenta.

El Hongo Coronado estaba a cargo de Meloria "la capitana". Y no era ni mucho menos la peor posada de la que habían disfrutado nuestros aventureros. Otra cosa era el resto de huéspedes, con los que estaba claro que sería mejor interactuar lo mínimo posible. Pero como necesitaban algo de información, trataron de interrogar sutilmente a Janie, una semi-drow que trabajaba en el establecimiento sirviendo las mesas. Delar incluso se lanzó a probar el famoso "Beso de Lolth". Un vino fuerte conocido por contener una pequeña araña venenosa que al comerse, podía atraer la bendición de la diosa-demonio... o su maldición. En el caso de Delar parece que fue lo primero.

Para llegar hasta la tienda de Plemberg, lo mejor parecía ser utilizar otra vez los servicios de Slug. El goblin demostró ser un conversador más vivaz que la moza de la posada, sobretodo si se le soltaba la lengua a base de buen oro.  Así nuestros aventureros averiguaron que Erelhei-Cinlu se vertebraba a base de guetos: el de los forasteros, el de los muertos, el de los marchantes, el de los sabios, el de los artistas, etc. A cuál menos recomendable. La ciudad parecía ser un pozo donde moraban las clases más bajas de la sociedad drow, y donde se dirimían los pulsos por el poder entre las casas nobles o los clanes comerciales, ocultos por las múltiples sombras de sus calles bañadas de sangre.

Plemberg resultó ser un enano duérgar. Otra criatura de la infraoscuridad que los habitantes de la superficie solo conocían por leyendas y canciones antiguas. No parecía que el marchante dispusiera de una gran muestra de mercancía, más bien al contrario. Por lo visto resultó ser un comerciante de objetos peculiares y especiales. Jactándose de comprar sin hacer preguntas y de vender solo lo más exquisito.

Sin lograr nada tangible de su visita al marchante, el grupo continuó sondeando a su guía mientras volvían a la posada. Para continuar con su coartada, Mylon deslizó que podían estar interesados en encontrar algún trabajo en la ciudad y que el goblin podía llevarse alguna moneda más si les ayudaba a encontrar algo.

Dicho y hecho, a última hora de la tarde, un tambaleante humano de mirada perdida hacía presencia en la posada buscando al grupo. Su señor, un tal Oolachrithon, estaba interesado en entrevistarse con ellos, ya fuera en la propia posada o en su estudio. Deseando evitar las miradas indiscretas del resto de huéspedes de la posada, el grupo se dejó guiar hasta el gueto de los sabios. Allí les recibió una de aquellas criaturas humanoides de cabeza tentaculada. Aprenderían durante la conversación que se hacían llamar ilícidos. El sabio en cuestión buscaba un grupo de aventureros recién llegados para acometer dos misiones distintas. Por un lado explicó que las casa nobles se habían dividido en dos facciones por culpa de Eclavdra, la matriarca del clan Eilserv, que había dado la espalda a Lolth para comenzar a adorar a Dios Elemental Ancestral. Oolachrithon estaba muy interesado por conocer los ritos de adoración a este nuevo dios, pues se conocía muy poco, y estaba dispuesto a pagar bien a cambio de un detallado informe que bien pudiera elaborar un grupo de espías eficiente.

Por otro lado, sabía que Plemberg se había hecho con un pergamino que recogía el mito creacional del Dios Elemental Ancestral. Un pergamino que debería haber recibido el sabio, pero que obviamente se había "extraviado" por el camino. Oolachrithon  estaba dispuesto a pagar 2000 monedas de oro por el pergamino, se consiguiese como se consiguiese. Por alguna razón que no desveló, no podía o no quería tratar de comprárselo directamente al marchante.

Para los Valientes de Volkas las dos misiones resultaban muy atractivas, ya que probablemente arrojaran por sí mismas nuevas pistas para lograr sus propios objetivos. Y ya que además les proporcionaba una buena excusa para permanecer en la ciudad, decidieron aceptar los encargos...



sábado, 6 de febrero de 2021

Aventureros de la Marca 11

Los Herederos de Uztum viajan hacía el oeste, hacía Orlán, siguiendo el encargo hecho por el duque Valarión Ostario.

Un tranquilo pueblo de la frontera

Siguiendo el gran camino comercial de la Manticora, nuestros aventureros llegaron a Orlán al cabo de dos días. Tal y como les había contado Valarión, Orlán era una pequeña villa de la frontera, con apenas una veintena de casas y granjas, y un gran templo de piedra sobre una colina. Las tribus de los centauros se tomaban muy en serio la defensa de su territorio ancestral, como bien habían descubierto las tropas invasoras de Reino Bosque algo más de un siglo antes. Pero por alguna razón, los centauros permitían la existencia de aquel pequeño emplazamiento.

El plan estaba claro. Lo primero era entrevistarse con Zakarias, el magistrado de Orlán, para averiguar que ayuda necesitaba. Sin embargo, nada más adentrarse en la villa fueron asaltados por una de las lugareñas, una mujer mayor que desde el porche de su granja se interesó por los extraños. Por lo visto no eran muchos los que visitaban la villa últimamente. Incluso los invitó a un poco de vino. Nuestros aventureros esquivaron como pudieron las incisivas preguntas de la mujer, aunque alguna cosa se les escapó. A cambio averiguaron que había al menos una posada en la villa: el Grano Dorado.

Villa de Orlán

De camino hablaron con el carpintero, que también se interesó por las razones de los aventureros. Al final, nuestro grupo algo escamado, logró dar con la residencia de Zakarias. Tras identificarse como enviados de Valarión, el magistrado les explicó que desde hacía un año más o menos, algunas familias desaparecían de la villa para volver al cabo de unos días o en algunos casos no volver nunca. Pudiera ser que simplemente hubieran abandonado la villa sin más, pero el goteo constante y las circunstancias de las desapariciones habían puesto en alerta al magistrado. Era cierto que Orlán estaba muy cerca del territorio trasgo, y aunque algunas desapariciones pudieran explicarse por ataques furtivos de esas criaturas, se habían producido desapariciones incluso dentro de la propia villa. De hecho una de las posadas del pueblo, la Taza Humeante, permanecía como un testimonio mudo de las extrañas desapariciones.

Zakarias, magistrado de Orlán

Prometiendo que investigarían el asunto, nuestros aventureros se despidieron del magistrado y reservaron habitaciones en el Grano Dorado. El alguacil, que rondaba cerca, también se interesó por las actividades del grupo, y les advirtió que no se toleraba pasear por la villa con armas. A los Herederos de Uztum aquello no les hizo gracia, y decidieron enviar a Einar y Tulin a pedir un permiso especial al magistrado. Zakarias no se plegó a las peticiones de los aventureros, pero al menos estos repararon en una miradas indiscretas que los vigilaban desde un cobertizo cercano a la casa del magistrado.

Así conocieron a Lybilian y Doriana, dos elfos antiguos compañeros de aventuras de Zakarias.  También habían acudido a la llamada de ayuda de su antiguo amigo. Por alguna razón no acababan de fiarse del grupo, así que Tulin pensó que sería buena idea que conocieran a Barfin. El plan funcionó, y los elfos revelaron a nuestros aventureros que algún tipo de acondicionamiento mental estaba afectando a varios aldeanos. La famosa posada del Grano Dorado parecía estar relacionada con el problema, igual que el templo de Mikka. Los elfos no tenían todos los detalles y no estaban seguros de quien se podían fiar, aunque parecía que la otra posada del pueblo, la Serpiente Perezosa, era un sitio relativamente seguro. También había un eremita que vivía en una arboleda cercana que igual sabía algo más. También sabían que uno de los primeros objetivos en el pueblo fue la Taza Humeante, aunque algo debió de salir mal. En cualquier caso los elfos no se moverían mucho de aquel cobertizo, tenían miedo de que los causantes de aquello terminaran por ir a por Zakarias.

Los Herederos de Uztum decidieron inmediatamente cambiar de posada. Sin duda en Orlán estaba pasando algo muy preocupante y tendrían que pensar su próximo movimiento con cuidado...

  

domingo, 31 de enero de 2021

Los Valientes de Volkas 62

Continuan las andanzas de los Valientes de Volkas por la infraoscuridad. En su última sesión los dejamos justo al llegar a la gran bóveda drow, lugar de la mítica ciudad subterránea Erelhei-Cinlu.

Extraños en mi puerta

Las dimensiones de aquella bóveda eran realmente increíbles. Además solo bastó unos minutos para que nuestros aventureros se dieran cuenta de que toda el área bullía de actividad: comerciantes, esclavos, viajeros. Si hasta ahora se habían movido con suma cautela, aquel terrible lugar exigiría aún más cuidado y preparación. Por suerte contaban con los recursos necesarios.

Ocultos en el interior de un gran bosque de enormes hongos y estructuras cristalinas, Volkas invocó varias veces su Truco de la cuerda, logrando crear un pequeño refugio seguro desde el que estudiar la zona. Todo el tráfico que llegaba y salía de la bóveda parecía pasar por una gran torre de vigilancia. Aquella aguja negra siempre contaba con un buen contingente de elfos negros. El proceso de entrada parecía consistir en entregar un medallón a los guardias a cambio de una capa negra. A partir de aquel punto, y salvo alguna rara excepción, todos parecían vestir aquellas capas.

Gracias a que contaban con la invisibilidad, y con el conjuro de Clariaudiencia de Mylon, pudieron asistir a alguna que otra conversación. De hecho lo más extraño de todo es que durante su tiempo de vigilancia, que se prolongaría durante al menos 24 horas, llegó a la puerta alguna que otra comitiva humana. Mylon incluso reconoció a un clérigo de Iuz el viejo. La cosa no hacía más que mejorar.

Al final fue Ser Ushan, invisible, quien se introdujo en la torre y logró sustraer capas para el grupo de un almacén de la segunda planta. También pudo estudiar los medallones que se entregaban a los guardias, y al menos pudo distinguir ocho modelos, no muy diferentes al que él mismo había conservado de su primer enfrentamiento con los drow. Por si acaso era de utilidad, se aseguró de llevarse medallones para todos, de forma que el grupo pudiera contar con cuatro marcados con una runa semejante a una "D" y otros cuatro marcados con una runa en forma de "A".

Pertrechados con las capas, los Valientes de Volkas esperaban poder moverse por el lugar, pero tenían que aprender más cosas de la ciudad antes de acercarse a sus murallas. Como toda la bóveda parecía estar salpicada de pequeñas masías, pensaron que podrían pedir hospitalidad en alguna de ellas y averiguar alguna cosa. La idea no funcionó demasiado bien, y casi son descubiertos cuando un elfo les preguntó quién los "patrocinaba", sin que el grupo supiera muy bien qué contestar.

Saliendo del entuerto por los pelos, el grupo se dedicó entonces a explorar toda la bóveda, descubriendo un par más de fortificaciones de vigilancia, algunas colonias de osgos y sauriones habitando en cuevas, y bastantes más de aquellas masías. Se les ocurrió entonces un nuevo plan, en vez de abordar a un elfo, tratarían de hablar con alguno de los esclavos.

Pepe vuelve a regalarnos otro gran dibujo de la sesión

Así lograron entrevistarse con un enano de una masía alejada que trabajaba junto a un par de elfos y semielfos de la superficie, todos esclavos. Para ello lo hechizaron inicialmente y lo atrajeron al interior de uno de aquellos bosques tan extraños, donde pudieran esconderse de la mirada de los capataces drow. El enano se presentó como Coren, capturado en la costa salvaje, no muy lejos de la ciudad de Eldredd. Según su relato, la sociedad drow se articulaba en torno a casas nobles y a clanes comerciales. Actualmente la casa Eilserv, junto a sus aliados, era el poder prominente de la ciudad. Su cabecilla era la matriarca Eclavdra. La situación en la ciudad era tensa, pues la casa había dado la espalda Lolth para comenzar a a dorar al Dios Elemental Ancestral. La casa Despana era su enemigo natural, casi de igual poder y aún fieles seguidores de la terrible dios-demonio de la arañas.

Un escalofrío recorrió la espalda de Volkas, al recordar su malograda misión en esa misma costa salvaje para investigar a los grupos de esclavistas que habían estado operando por toda la zona, incluyendo la propia ciudad de Falcongrís. ¿Estaría todo aquello relacionado de alguna forma? Mylon también creyó ver alguna conexión, al relacionar aquel Dios Elemental con el Dios del Mal Elemental cuyo culto se decía que había vuelto a aparecer en Verbobonc.

En cualquier caso, por fin nuestros aventureros habían conseguido algo de información sobre Eclavdra. Aún quedaban muchos interrogantes, pero quizás pudieran encontrar respuestas en el interior de la ciudad. Prometiendo que volverían para liberar a aquel grupo de esclavos, los Valientes de Volkas se despidieron de Coren y se alejaron de allí... 



viernes, 29 de enero de 2021

Aventureros de la Marca 10

Tras cruzarse en el camino de la hermandad de la Muerte Silenciosa, nuestros aventureros se reavituallan de nuevo en Olmeda, siempre a la caza de nuevas aventuras que les proporcionen fama y riquezas.

Hacia el oeste

Aliana organizó un pequeño encuentro entre los Herederos de Uztum y Portius Galión, el prelado de la iglesia de Valion en Olmeda. Por la tarde partiría de vuelta a Puerto Oeste, pero antes quería hacer ese pequeño favor por los aventureros que tanto bien le habían hecho. De hecho la reunión fue bastante productiva, ya que nuestros aventureros habían decidido contratar a un clérigo que los acompañase, y precisamente Portius conocía a un acólito de Velex que podía estar disponible.

Tras el almuerzo, y ya de vuelta en la posada del Caballero Andante, el grupo recibió un mensaje del duque Valarión Ostario. Durante los festejos posteriores al gran festival, el duque se había interesado por el grupo, y quizás ese interés pudiera cristalizar en algún tipo de encargo. No queriendo hacer esperar a tan importante persona, el grupo se dirigió de inmediato al bastión, aunque los nervios les jugaron una mala pasada en la entrada y solo la intervención del castellano logró que pasaran el punto de control.

Valarión Ostario

No ayudó el hecho de que el duque apenas hubiera revelado nada sobre la naturaleza del encuentro, aunque el grupo pronto entendió la razón. Por lo visto el duque quería ayudar a un viejo amigo en problemas. Zakarías, el amigo, gobernaba actualmente un asentamiento en tierras de los centauros, no muy lejos al oeste de la frontera con Reino Bosque. El asentamiento de Orlán estaba por tanto fuera de los dominios de Reino Bosque y Valarión no podía mandar de forma oficial a nadie, puesto que las tribus de las praderas podían considerarlo una provocación.

Según Zakarías, desde hacía varias semanas se habían producido extrañas desapariciones en la noche. Familias enteras de aldeanos que no volvían a ser vistos. Muchos creían que simplemente habían dejado el lugar en pos de un sitio mejor, pero ante el goteo incesante, Zakarías quería investigar el asunto discretamente. El grupo obtuvo una carta sin firmar de Valarión que sería suficiente por lo que contenía para que fueran reconocidos como la ayuda pedida, y además obtuvieron la promesa de un pago total de 400 monedas de oro por sus servicios, con un adelanto inicial de 150 monedas de oro.

Con el trato cerrado, nuestros aventureros partieron para comprar algo más de equipo, encargar un par de armaduras nuevas y entrevistarse con Gladio, el acólito de Velex. No les costó mucho llegar a un trato con el clérigo, acordando una tarifa de una moneda de oro por día y una parte igual al resto de aventureros de cualquier tesoro o recompensa obtenidos.

Gladio, fiel servidor de Velex

Un par de días después partían rumbo al oeste siguiendo el camino de la Manticora, adentrándose así en las praderas de los centauros...


domingo, 24 de enero de 2021

Los Valientes de Volkas 61

En nuestra última sesión dejamos a los Valientes de Volkas regresando al templo de los Kuo-toa. Su intención era encontrar otra ruta que los llevara al norte, siguiendo el plano que les entregó Mordenkainen. Tras varios días recorriendo la infraoscuridad, se habían enfrentado a muchos peligros, pero aún no habían averiguado nada nuevo sobre la implicación de los drow en los ataques de los gigantes o de quién era Eclavdra.

Un paraíso bajo tierra

Auspiciados por la invisibilidad, el grupo se movió rápido y en silencio por las calles de aquel horrendo templo. Los esclavos y sus terribles señores seguían con sus quehaceres, ajenos a la incursión de nuestros aventureros. Si habían interpretado bien el mapa, debía haber una salida próxima, así que con suerte no tendrían que adentrarse mucho.

No tardaron en encontrar una gran puerta de doble hoja en el interior de una cámara abierta al exterior. La puerta estaba atrancada por un pistón, con la clara intención de impedir que algo pudiera entrar más que de impedir la salida. El animo de los Valientes de Volkas se enfrío un poco, eso sí, al descubrir que varios guardias bloqueaban su ruta de escape. Seguramente podrían encargarse de ellos, pero corrían el riesgo de ser vistos desde el templo. Si eran descubiertos y se se daba la alarma, no tendrían ninguna posibilidad.

Tras preparar el asalto con minuciosidad, el grupo se lanzó al ataque. Ser Ushan llevaba poco tiempo con aquellos aventureros, pero había encajado a la perfección y el grupo actuó como un solo ser, perfectamente coordinado. Los guardias Kuo-toa no tuvieron ninguna posibilidad, aunque el grupo también contó con algo de suerte, y nadie del exterior se dio cuenta de la trifulca, gracias en gran medida al uso del conjuro Silencio. Apenas unos minutos después de iniciar el ataque, los Valientes de Volkas abandonaban la caverna del templo, engullidos por la oscuridad de aquellos túneles infinitos.

Pero la infraoscuridad, un mundo despiadado gobernado por sus propias reglas, les tenía preparadas más sorpresas. Y así el grupo llegó hasta un claro abierto al exterior, un precioso jardín iluminado por la tenue luz de Luna. En el centro del jardín se erigía una estatua de gran belleza y realismo, mientras el canto de los pájaros despertaba en nuestros aventureros recuerdos de un exterior añorado. Se movieron con cautela, pues habían aprendido muy bien que en la infraoscuridad nada se regala, y rara vez las cosas son lo que parecen.

Fue entonces cuando una voz femenina inundó sus mentes, tentándoles con promesas de placeres inimaginables. Pero nuestros aventureros no eran unos principiantes, y la dureza de las experiencias vividas les había preparado para situaciones como aquella. Con un terrible grito de frustración, la estatua se hizo carne, la de un terrible demonio. Los pájaros se convirtieron en terribles murciélagos, y de estos, uno tomó la forma de un elfo oscuro de prominentes colmillos. ¿Habían regresado a Barovia sin saberlo?

El vampiro se lanzó sobre Mylon, reconociendo al instante el poder que el clérigo podía desatar. Mientras tanto el resto del grupo se las veía con los murciélagos. El clérigo se defendió con valentía, pero solo no tenía ninguna posibilidad contra aquella monstruosidad. Ser Ushan y Delar trataron de auxiliar a su compañero, pero fue inútil.  Tuvieron que ver como Mylon recibía golpe tras golpe hasta caer sin sentido a los pies del vampiro. El monstruo también había recibido terribles heridas, pero estas se cerraban ante los ojos del grupo. Sin embargo, y antes de que pudiera rematar al clérigo, Delar saltó hacia delante y con un terrible tajo casi parte por la mitad a la criatura. Los Valientes de Volkas no necesitaban más. Volkas se arrastró hasta Mylon y le hizo beber una poción de curación, mientras Ser Ushan se liberaba de los últimos murciélagos. La súcubo se lanzó contra Delar, tratando de proteger al vampiro, pero Mylon no iba a desperdiciar aquella segunda oportunidad. Apelando a Pelor, desató una intensa luz solar que iluminó por completo aquel pozo de corrupción, dándole a Ser Ushan la oportunidad de hundir a vengadora en el pecho del vampiro.

Muerte definitiva de Belgos, retratada por Pepito, uno de los asistentes a la partida

El cuerpo del impío ser explotó convertido en una nube de cenizas, mientras la súcubo, descompuesta por la ira, prometía venganza y abandonaba aquel plano. Con los últimos ecos del combate, la ilusión se desvaneció y el jardín desapareció para dar paso a otra caverna más de aquella red de arterias que horadaba el subsuelo de Flaenia. Al menos el grupo podía continuar su camino hacia el norte.

Poco después llegaban a una gran bóveda de altura imposible, coronada por cientos de estructuras cristalinas que iluminaban con luz mortecina una gran ciudad de murallas negras. Los Valientes de Volkas habían llegado a Erelhei-Cinlu, la terrible ciudad de los drow...





domingo, 17 de enero de 2021

Los Valientes de Volkas 60

Los Valientes de Volkas continúan con su viaje por la infraoscuridad tratando de averiguar quién está detrás de los ataques de los gigantes. En nuestra última sesión los dejamos rodeados de enemigos y sin tener muy claro por dónde continuar.

El templo subterráneo

Los aventureros esperaron hasta cerciorarse de que el terrible gusano púrpura no regresaba. Probaron alguno de los corredores cercanos, pero no parecían tener salida. Trols, drows y osgos pululaban a su alrededor, pero de momento la invisibilidad los seguía protegiendo.

El grupo usó el mapa de Mordenkainen para tratar de orientarse, y al final decidieron seguir la misma ruta que el gusano púrpura. La otra alternativa parecía ser el corredor por donde los saurios condujeron a la gran caravana de esclavos, y por alguna razón eso les pareció más peligroso. Sin embargo un orco se interponía en su camino, y nuestros a ventureros no tuvieron más remedio que eliminarlo. No había vuelta atrás, en cuanto se descubriera el cadáver aquello iba a ser un hervidero de enemigos. Por suerte nuestros aventureros pusieron tierra de por medio sin más contratiempos.

Unas horas después llegaban a una encrucijada marcada en el mapa, solo para ser recibidos por una terrible escena. Todo el lugar estaba sembrado de cuerpos desmembrados, siendo la mayoría pertenecientes a humanoides de aspecto marino, aunque también descubrieron con horror cuerpos de algunos desdichados humanos. No había señal alguna de qué enemigo había hecho tal escabechina, y por ese camino solo descubrieron huellas en la dirección de la que ellos venían. Por todo ello, nuestros aventureros decidieron utilizar una vez más Truco de la cuerda y recuperar energías antes de seguir avanzando. No parecía que el grupo de saurios con los esclavos hubiera pasado por ahí.

Con sus fuerzas restablecidas, avanzaron un poco más hasta dar con un río subterráneo. Un enorme anfibio humanoide parecía operar una barcaza. Mylon apeló a su Compresión Idiomática para hacerse entender, averiguando que más adelante se encontraba un templo erigido por una raza llamada Kuo-toa en honor a la Señora de las Profundidades. A continuación negoció el paso por el río y la compra de 4 conchas que los podían identificar como peregrinos camino del templo.

Como no las tenían todas consigo, el grupo activó su invisibilidad en las proximidades del supuesto templo, accediendo a una gran caverna con una pirámide escalonada rematada por la horrible figura de una mujer con rasgos de molusco. Gracias a su invisibilidad, se movieron sin problemas por la caverna, viendo que la sociedad kuo-toa gustaba de usar esclavos de la superficie, ya fueran estos humanos, orcos o incluso aspis.

No se quedaron para averiguar mucho más. Aunque después de abandonar la ciudad (y de soportar las quejas de vengadora), fueron alertados por cenizas de la posible posición de elfos oscuros en el pasaje. Eso no concordaba exactamente con el mapa que tenían, ¿se habrían equivocado de salida en el templo? El grupo decidió que era mejor recular y buscar otra ruta. Sin embargo en su camino de vuelta se toparon con una horrible criatura que se lanzó como una posesa contra Mylon. Los Valientes de Volkas sabían bien a qué se enfrentaban: se trataba de un monstruo oxidante. El grupo no tuvo problemas para acabar con el monstruo, aunque no antes de que la armadura de Mylon sufriera algo de daño.

Recuperados del combate, y de nuevo invisibles, se internaron en la caverna del templo...