miércoles, 12 de enero de 2022

Los Vengadores de Boccob 62

Continuamos con las peripecias de nuestro aguerrido grupo de aventureros. Si en la última sesión, Markus acabó mordisqueado por unos ansiosos hombres-lobo, en la sesión que sigue no iba a acabar mucho mejor. Casi parece que el resto del grupo lo han escogido como su escudo humano oficial :D.

Quien a hierro mata...

Restablecidos en la medida de lo posible, los Vengadores de Boccob regresaron hasta la cámara con forma de capilla del agua. Todo parecía seguir en su lugar, pero temiendo alguna posible trampa que inundase el lugar, se aseguraron de bloquear algunas de las puertas para que permanecieran abiertas.

Toda la estancia exudaba magia. En el centro llamaba la atención una gran tinaja con agua en su interior. A su derecha, una fuente vertía un tímido chorro líquido en una piscina de mármol, y en frente, llenando la estancia con su presencia, una gran estatua de hierro mostraba a un gigante meditando.

Markus fue quien tomó la iniciativa. Por alguna razón pensaba que aquella estancia debía contener algún tipo de puerta secreta, siendo la estatua la clave para abrirla. Pero por más que presionó y exploró la figura no dio con ningún resorte. Y eso que estaba claro que muchas de las piezas de la estatua estaban diseñadas para ser móviles. Exploró entonces la gran cortina que se extendía justo en la pared a espaldas de la estatua. Sin suerte también, pues al menos donde lo comprobó, solo ocultaba pared de solida roca.

Mientras, Juku y el resto se habían acercado tímidamente a la tinaja para descubrir en su interior varias joyas y monedas. Demasiado suculento para dejarlo estar. Juku metió la mano y extrajo algunas joyas, solo para ver con horror como la estatua empezaba a moverse y desenvainaba una gran espada. Aunque el primero que probó la furia del guardián sería Markus, que estuvo a muy poco de caer a las primeras de cambio.



Viendo lo peligroso que era aquel enemigo, Finan recurrió a uno de sus conjuros más poderosos y consiguió desterrar al monstruo del plano material. Con un poco de suerte se quedaría para siempre allí donde fuera que hubiera acabado. Pero no habría tiempo para relajarse. La cortina justo detrás de la estatua se abrió y dejó al descubierto un pasillo y varias estancias, desde las que empezaron a acudir varios sacerdotes. Si el guardián aún hubiera estado activo, sin duda nuestros aventureros se habrían visto en una situación bien distinta, pero pudiendo concentrar sus energías en los sacerdotes, estos no aguantaron el envite y quedaron neutralizados rápidamente. Uno de ellos mostraba ropas mucho más ornamentadas que el resto, y tras comprobar que su maza era un objeto mágico alineado con el caos, el grupo dedujo que debía tratarse de Belsornig, el sumo sacerdote del agua.

Fue en ese momento cuando regresó el guardián de su destierro mágico. Su espada se movió a una velocidad pasmosa para castigar a nuestros aventureros. Finan recibió un fuerte correctivo, igual que Markus y Juku. Pero al final, los ataques combinados de todos ellos más los providenciales proyectiles mágicos de Galiard, terminaron por doblegar a la criatura.

El resto fue fácil: el grupo se adueñó de bastante tesoro de la estancia y Finan se llevó la maza del sacerdote para destruirla en cuanto tuviera oportunidad. Solo cabía esperar que el ruido del combate no atrajera a más enemigos. Apenas había empezado aquel día y ya se estaban quedando sin recursos...