martes, 31 de marzo de 2020

Los Vengadores de Boccob 31

Continuamos una semana más con las peripecias de nuestro aguerrido grupo de aventureros. En nuestra última sesión los dejamos justo al encontrarse con una criatura de piel azulada que no habían visto antes, una criatura que se identificó como "Vicente".

 El destino de Los Valientes de Reuxes


Los Vengadores de Boccob no se fiaban de la criatura que tenían delante. Ni Galiard ni Markus la identificaron de primeras, y el hecho de que fuera prisionera de los orcos no bastó para eliminar las suspicacias del grupo. Vicente demostró que era capaz de chapurrear el Aerdiano (el común), y se ofreció a compartir cualquier información que tuviera con el grupo, siempre que estos le liberasen.

Tras un largo tensa y afloja con la criatura, el grupo decidió liberarla. Temían que el continuo lloriqueo de Vicente terminase por atraer alguna cosa peor que lo que pudiera hacerles aquella criatura de 1,20 metros de altura. Markus fue el encargado de cortar sus ligaduras y Vicente lo adoptó por ello como su "señor".

Así el grupo pudo averiguar que Vicente era un svart que procedía del castillo de Falcongrís. Por lo visto fue "adoptado" por un grupo de aventureros anterior llamado los Valientes de Volkas, aunque estos lo abandonaron poco después aduciendo que tenían que volver a la "ciudad" para avituallarse. No volvieron a aparecer por las ruinas del castillo. En cambio sí hizo su aparición otro grupo llamado los Valientes de Reuxes, y es que si algo sobra en Flaenia parecen ser los valientes. Vicente, contento de dejar de estar solo, los guió por las salas que había explorado junto a los Valientes de Volkas y así habían llegado hasta la gran maquina, una caja de metal llena de palancas que los Valientes de Reuxes se pusieron a manipular. Lo siguiente que recordaba Vicente fue una fuerte explosión y la aparición de una especie de portal por el que se comenzó a filtrar una densa niebla verde. Dicha niebla engulló enseguida a los Valientes de Reuxes, mientras Vicente se daba a la fuga a toda velocidad. Según su relato pudo escapar por los pelos, pues muchas de las viejas estructuras ya en ruinas terminaron por colapsar tras la explosión. Tras semanas de bagar por las cercanías esperando que la niebla se disipase, había sido apresado por una partida de orcos que en última instancia lo habían llevado hasta aquel sótano. Le habían maltratado y se habían divertido a su costa, pero podía caminar y acompañaría al grupo con gusto.



Tras la conversación, nuestro grupo de aventureros se puso en marcha, aún había mucho que explorar en aquel sótano y aunque ya tenían algo de información que dar a sus empleadores, quizás pudieran encontrar algo más. Así dieron con un pequeño complejo de pasillos hacia el este y con una pequeña cripta vacía y abandonada. Algunos nichos tenían su entrada pintada en vivos colores: rojo, verde, azul,... Galiard recordó otra de las notas que había obtenido en la biblioteca, y tras explorar la sala con detenimiento encontraron una puerta secreta y un candelabro que dejaba al descubierto una cerradura sobre la piedra pintada de verde. Utilizando una vez más la llave marcada con una gran Z, consiguieron abrir la puerta secreta, para dar con otra cripta. Ante Galiard se apareció la imagen de una hidra que trató de persuadirle de seguir adelante. No lo consiguió.

Pasado el punto de la ilusión, Galiard se topó con un gran sarcófago lleno de runas. En la tapa se veía claramente un zócalo con la forma de una varita. Recordar que la nota que le había llevado hasta allí también advertía contra quedarse demasiado tiempo en el lugar, hizo que no se demorara más y regresara junto al resto de sus compañeros.

Unidos todos de nuevo, el grupo terminó por dirigirse hacia una pequeña bodega aledaña a la entrada del sótano. Aún más al este de las criptas habían visto otra caverna de buenas dimensiones con picos y palas esparcidos por el suelo, que no les había trasmitido buenas sensaciones. Estar cerca de la salida parecía más seguro. Así se toparon con una nueva puerta secreta ¡y nada menos que a una pequeña biblioteca atestada de libros! Galiard se contuvo a duras penas para no lanzarse inmediatamente en pos de aquellos viejos volúmenes...

jueves, 26 de marzo de 2020

Los Vengadores de Boccob 30

En nuestra última sesión dejamos a nuestros aventureros a punto de enfrentarse a tres sapos de aviesas intenciones a los que un enfurecido Galiard había molestado. ¿Habrán conseguido salir bien parados del encuentro? Vamos a verlo.

Ecos de otro momento y lugar

Los sapos habían cogido por sorpresa a Galiard, pero sus entrenados reflejos de aventurero le sirvieron bien y logró zafarse de las criaturas sin recibir daño alguno. Mientras tanto Juku cargó contra las criaturas mientras el resto del grupo trataba de enterarse de qué estaba pasando.

Una lengua larga y pegajosa recibió con anhelo al guerrero, que quedó aprisionado por el fuerte músculo. Markus sacó su arco, y rezando a todos sus dioses, disparó contra el sapo central esperando no herir a sus compañeros. Sus dos flechas se clavaron en la carne tierna de la criatura, que emitió una especie de chillido de rabia. Galiard aprovechó la oportunidad y conjuró varios proyectiles que impactaron también en la criatura. Esta, muy herida, decidió que aquella comida no merecía tanto esfuerzo y se retiró a las profundidades de la charca.

Otro de los batracios no tardó en caer al suelo, doblegado por el hacha de Juku. El guerrero se había librado de la lengua de la criatura, no sin constatar que su mordisco era ciertamente peligroso (además de venenoso). De un salto se unió a Galiard, y entre los dos no tuvieron problemas para dar cuenta de la tercera criatura. El grupo había salido airoso del encuentro, pero el enfrentamiento les sirvió para recordar que por encima de la magia y las bromas de Zagyg, existían muchos otros peligros a los que debían de estar atentos.

Usando la llave que consiguieran en la biblioteca de la mansión en su anterior visita, el grupo accedió por la puerta principal a la zona de la escalera circular. Pero temiendo que la oscuridad mágica del piso superior escondiera horrores más allá de sus capacidades, nuestros aventureros se decidieron explorar primero las escaleras que daban al sótano. Una rudimentaria empalizada bloqueaba el paso, hecha de restos muy variopintos. Markus dedujo que aquella montaña de basura podría haber sido apilada por las ratas que les atacaron en la cocina.

Decididos a terminar el trabajo que les había llevado hasta allí, pasaron por encima del obstáculo y accedieron a un amplio sótano. Una pequeña capilla dedicada a Boccob se erigía en el centro de la sala. Hacia su derecha, la pared presentaba un buen derrumbe, posiblemente hecho a propósito para ampliar el sótano hacia un sistema de cavernas naturales. Cuando el grupo se acercaba a explorar la abertura, fue sorprendido por un grupo de orcos.

Como una maquinaria bien engrasada, el grupo reculó a una y dejó espacio para que Galiard recibiera a sus nuevos enemigos con una bola de fuego. La deflagración alcanzó a casi todos los orcos, que antes de que se dieran cuenta de lo que pasaba, se encontraron con Juku, Markus y Finan que les cayeron encima sin darles el menor respiro. Los orcos blandieron sus grandes hachas con gran furia, repartiendo no poco dolor entre Juku y Finan. Pero la bola de fuego había decantado el combate sin remedio, y al final todos fueron abatidos.

El silencio que se impuso tras el combate se rompió cuando les llegó una especie de sollozo a través de la abertura en la pared. Temiendo que fuera una emboscada, el grupo prefirió explorar primero la sala principal. No encontraron prácticamente nada, algunos armarios de almacenaje ahora vacíos, una antigua bodega y una puerta de salida en la pared opuesta a donde había tenido lugar el combate.

Quedaba el asunto del sollozo, aún audible. Nuestros aventureros se internaron por la abertura en la pared con mucho cuidado. No muy lejos de la entrada localizaron a una extraña criatura de piel azulada. Estaba atada y sin duda la habían golpeado reiteradamente. Markus se aproximó con cautela, viéndose sorprendido cuando la criatura, en un común rudimentario, le rogó que la liberaran y se presentó como "Vicente" ...



Un poco de metatrama


Es posible que algún seguidor del blog (y alguno de los jugadores implicados) haya reconocido el nombre de "Vicente". Estoy seguro de que mis jugadores actuales no seguirán todavía el siguiente enlace, pero para el resto (y para mi mismo), dejo esta referencia a modo re "recuerdo" (AQUÍ).

martes, 17 de marzo de 2020

Los Vengadores de Boccob 29

Continuamos con las andanzas de nuestro peculiar grupo de aventureros, poco convencional donde los haya, en su exploración de la antigua mansión de Zagyg.

Aguas turbias


Markus y Juku se cercaron a la puerta de doble hoja del norte. Por miedo a que contuviera alguna otra "broma" mágica, ataron una cuerda al pomo de la puerta y tiraron para abrir, pero no funcionó muy bien, por lo que al final Markus abrió de la forma convencional.

La habitación era un antiguo salón comedor, o quizás una sala de baile. En el centro vieron una especie de nido hecho a base de detritus y restos. El cuerpo de un orco mordisqueado y en avanzado estado de putrefacción les llamó rápidamente la atención. Al acercarse vieron el pomo de una espada, y al tratar de sacarla detectaron varias criaturas quintinosas revolviéndose entre los detritus. Tras comprobar que la espada era de manufactura orca sin aparente valor, dejaron la zona sin molestar más a las criaturas.

Se dirigieron entonces hacia el oeste, hacia un estudio con una puerta que parecía dar hacia el jardín, pese a que en su revisión inicial de los exteriores no la detectaron. La abrieron con precaución y efectivamente vieron el jardín. Antes de cruzarla, revisaron el resto de la habitación y encontraron una antigua nota que decía: "Avisar a G. para que empaquete el sello".

Al no ver nada más de interés, todo el grupo menos Galiard abandonó la habitación. Decidido a terminar con el asunto de la puerta, Galiard la cruzó... solo para desaparecer y encontrarse de repente en el círculo de piedras que da nombre a la puerta de los druidas de la ciudad libre de Falcongrís. El resto del grupo, sorprendido por la desaparición del mago, acabo poco a poco por atravesar también la puerta. Otra "broma" de Zagyg después, el grupo volvía a estar en la casilla de salida.


Pero lo peor estaba por venir, y es que cuando los Vengadores de Boccob volvieron a la mansión, se encontraron con que su mula había sido atacada por algún animal salvaje durante la noche. Galiard se lo tomó muy a pechó y por alguna razón pensó que las aguas turbias del estanque ocultaban a la fiera, así que se lió a bastonazos con el agua. El resto del grupo llegó tras él para intentar calmar al mago, solo para ver  con horror como tres enormes sapos emergían del estanque y los atacaban...


   

jueves, 12 de marzo de 2020

Los Vengadores de Boccob 27 y 28

Retomamos las aventuras de los Vengadores de Boccob, y lamentablemente, lo hacemos para descubrir que el grupo no volverá a ser el mismo tras estas dos sesiones. Al final de la partida anterior los dejamos descendiendo por un camino hacia la mansión abandonada de Zagig Yragerne, veamos como les ha ido la incursión.

Cisma y penitencia (sesión 27)


Toda la zona parecía abandonada y sin signos de vida inteligente. La mansión se mantenía en muy buen estado, con todas las ventanas de la primera planta cerradas y reforzadas por postigos. No había señales de que la mansión hubiera sido profanada, lo cuál puso a nuestros aventureros en guardia. Si sus datos eran correctos, la mansión había sido abandonada hacía 250 años. Por eso descartaron de primeras la puerta de entrada.

Lentamente comenzaron a rodear la mansión, y así descubrieron un viejo jardín con cenador, un pozo para extraer agua, un estanque de aguas turbias, un campo de siembra arruinado lleno de estacas con huesos goblin y una jaula para halcones. También descubrieron una puerta trasera que parecía dar a la cocina. Temiendo que tuviera alguna protección mágica, Galiard se retiró a preparar un ritual para detectar magia. Fue entonces cuando las cosas se precipitaron.

Markus se acercaba de nuevo a la puerta de entrada por el lado contrario cuando lo recibieron varias flechas disparadas desde un cobertizo cercano. Antes de que el grupo se diera cuenta, se encontró combatiendo con un grupo de osgos atrincherados. Juku lideró el ataque y pese a que recibieron múltiples heridas, consiguieron sobreponerse y acabar con los atacantes. Galiard se les unió entonces, y para superar el problema de la puerta de la cocina, se le ocurrió animar el cuerpo de un osgo. Heahmund no tardó en descubrirlo y atacó a la criatura con la furia que solo un paladín de Heironeous podía desplegar. Galiard intentó convencer al paladín de la "bondad" de su plan, pero eso solo lo enfureció más, hasta el punto de que terminó por invocar el poder de su dios para hacer descender una columna de fuego sobre el sorprendido mago. Al ver caer a su amigo, Juku no se lo pensó dos veces y atacó al paladín, abandonándose a la rabia e ignorando cualquier intento de Markus por detener ese sinsentido. Cruzaron sus filos durante varias acometidas, hasta que el hacha de Juku terminó por imponerse.

El grupo estaba roto. Markus no podía salir de su estupor por lo acontecido. Galiard había recuperado la conciencia por sí mismo para ese momento, y junto al resto del grupo, estabilizaron a Heahmund. Sin embargo estaba claro que era imposible recomponer la confianza, y solo por la memoria de todo lo acontecido en Rappan Athuk, el grupo firmó una tregua y se encaminaron de vuelta a Falcongrís.


Los designios de San Cuthbert (sesión 28)


Ya en la ciudad Heahmund se despidió de Markus y pidió a Heironeous no volver a encontrarse con Galiard, pues en otro caso uno de los dos no saldría vivo del encuentro.

Pero si algo abunda en Falcongrís son los aventureros a la caza de aventuras, así que los Vengadores de Boccob no tardaron en reemplazar al paladín por un nuevo miembro: Finan de Hochoch, un clérigo seguidor de San Cuthbert en una búsqueda personal que parecía encajar a la perfección con el objetivo de nuestro grupo de recuperar las reliquias de Vecna (para su destrucción claro está...).

Tratando de evitar que los Magi descubrieran que estaban de vuelta en la ciudad, los aventureros partieron de vuelta a la mansión, poniendo en antecedentes a Finan durante el camino. Ya de nuevo en el lugar, les sorprendió que no quedaran muestras de su combate contra los osos, sin duda alguien se había ocupado de los cuerpos.

Decididos a entrar sin más dilaciones, esta vez Galiard decidió probar un método más convencional para superar la puerta de la cocina, y se lanzó él mismo para pasar al otro lado. Un terrible rayo de energía lo recibió con los brazos abiertos, aunque no resultó fatal para nuestro osado mago.

Probaron entonces varias formas de cancelar la defensa mágica, algunas sutiles como un conjuro de disipar magia y otras no tanto, como una bola de fuego que arrasó con todo el contenido material de la cocina. Al final el grupo atravesó el dintel recibiendo varias descargas durante el proceso. La magia del lugar era muy poderosa, como de hecho se habían temido.

No tardaron en encontrar más muestras de lo anterior. En el recibidor principal encontraron unas escaleras que ascendían, pero la parte superior permanecía en una oscuridad claramente mágica. También encontraron dos cuadros cubiertos, que al se tocados comenzaron a chillar llamándoles ladrones.

Pero sin duda su encuentro más extraño ocurrió en la biblioteca, donde un sorprendido Galiard se topó con unos libros flotantes que lo invitaban a leer. Al acceder a lo que le estaban pidiendo vio como una mecedora comenzó a moverse. Algún tipo de criatura residía en el lugar. Al menos no era hostil, y de hecho, según Galiard avanzó en la lectura les reveló cierta información en forma de unas notas crípticas y una gran llave de hierro.

Desde luego magia no iba a faltar en el lugar...