martes, 15 de febrero de 2022

Los Vengadores de Boccob 65-66

En nuestra última sesión dejamos a nuestros aventureros justo después de terminar su enfrentamiento con un terrible otilugh. Como veremos en breve, no sería ese el último encuentro peligroso que iban a experimientar en el interior del templo del mal elemental.

Invitados de última hora

Por suerte para Markus, Galiard detectó en él un rastro mágico. No se debía a ningún objeto mágico que portara, así que debía ser de algún tipo de hechizo activo en su persona. No les costó mucho atar cabos, ya que el enfrentamiento con los hombres lobo había tenido lugar muy recientemente. Finan invocó el poder de San Cuthbert y eliminó cualquier maldición que pudiera estar afectandole, y como el rastro mágico desapareció, todos asumieron que habían solucionado el problema.


 

Tras un largo descanso, decidieron continuar con la exploración de la zona norte del complejo. No tardaron es ser sorprendidos por un grupo de elfos oscuros que les dispararon con sus ballestas ligeras. O más bien nuestros aventureros los sorprendieron a ellos con una carga desesperada de Juku, que contra todo pronóstico salió bastante bien. El grupo acabó con los drow, y así, accedieron a la sala donde tenían un pequeño campamento. En el lugar encontraron una nota en la que se podía leer:

He sido informada de que ya conoce la naturaleza del verdadero ser encerrado en el templo. Puedo entender parte de su decepción, aunque su liberación sirve en la misma manera a los objetivos de nuestro señor, pues ella es un enemigo encarnizado de Lolth. Por ello, romper sus ligaduras siguen siendo de crucial importancia.

E.

También encontraron una túnica roja mágica y algunos tomos esotéricos, entre los que destacaba una copia del Demonomicon de la bruja Iggwilv. De dicho libro resaltaba una hoja especialmente manoseada, correspondiente a la descripción de Zuggtmoy, la diosa demonio de los hongos y los líquenes. ¿Podía ser ella la mencionada en la carta?¿Podía ser la E de la firma la inicial de Eclavdra? Lamentablemente, el grupo no había dejado a ningún elfo al que preguntar.

Con estas preguntas en la mente, el grupo se decidió por fin a descender al siguiente nivel por las escaleras del suroeste. Así llegaron a una gran sala llena de hongos de gran tamaño. Una voz angustiada los recibió: ¡Cuidado!...


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