domingo, 3 de julio de 2022

Leyendas de Arkham 16-17

En nuestra última sesión abandonamos a nuestro grupo de aventureros tras toparse con un nutrido grupo de sectarios. Dichos sectarios estaban llevando a cabo algún tipo de ceremonia y, como se espera de cualquier buen entrometido que se precie de ello, no era cuestión de dejarles acabar.

Estos muertos están muy vivos

No había que ser un gran ilustrado para percatarse de que no obtendrían ningún beneficio si dejaban que aquella ceremonia impía llegara a su fin, así que nuestros aventureros se movieron con rapidez para preparar una celada contra los sectarios. Heather y Hendrick los mantuvieron en sus puntos de mira, mientras Chogan vigilaba una posible ruta de llegada de refuerzos y Edward, con la ayuda James, bloqueaba las puertas de la sala. Con todo listo, lo siguiente fue prender la improvisada barricada y, aprovechando la confusión, disparar a discreción desde su posición oculta en el mirador.

Todo salió a pedir de boca. Cierto es que el dirigente de aquellos sectarios trató de invocar los poderes oscuros contra nuestros aventureros, pero ese día los poderes primigenios no estaban por la labor de mover sus dedos tentaculados, y el infortunado brujo murió abatido por varios disparos. Mientras, sus seguidores se agolpaban contra la puerta bloqueada tratando de abrirla. No les importó mucho pasar sobre algunos de sus compañeros mientras los más rezagados caían presa de los disparos de nuestro grupo. Al final, un pequeño contingente logró salir de la sala y, llenos de una rabia homicida, se lanzaron contra los aventureros. No era algo que nuestro grupo no esperara y, por eso, habían regado con generosidad el pasillo que los separaba con buen aceite de lámpara. Por si los sectarios no habían visto ya bastante fuego, los primeros en cargar contra el grupo fueron nuevamente presa de las llamas. Los pocos que sobrevivieron no fueron rivales para el acero de James y Edward.

Una vez terminada la batalla, el grupo procedió a investigar la gran sala del ritual. Así fue como Edward pudo hacerse con un gran libro que era, sin duda, el objeto desaparecido del British Museum que lo había llevado hasta las colonias. Además, por la descripción de la que disponían, el brujo abatido bien pudiera ser Oliber Albright, el ladrón de dicho libro y espigado individuo visto en compañía de Olly MacKenzi, el tío repudiado de Heather. Por último, Hendrick apartó el totem suspendido sobre aquel líquido humeante, aunque se partió al caer al suelo revelando una gran gema ámbar que se escondía en su interior.

Temiendo que el enfrentamiento acabase por atraer a más enemigos y sabiendo que la gran presa, David Lodge, seguía en paradero desconocido, el grupo no se quedó quieto mucho más tiempo. Subieron por unas escaleras próximas que Chogan había estado vigilando con gran celo y así ganaron acceso al nivel superior. Lamentablemente, aquel nivel no era sino un gran templo dedicado a Ghatanothoa que, además, contenía una representación reencarnada del primigenio. Tan pronto posaron la vista nuestros aventureros en su horrible representación, sus cuerpos perdieron toda fuerza y quedaron inmóviles, rígidos y amortajados cual momias antidiluvianas, pero con todas sus facultades mentales intactas.

De esta guisa fueron "recolectados" por David Lodge y aprendieron que este necesitaba 50 cuerpos para llevar a cabo lo que fuera que tenía en mente. Almacenados como vulgares viandas en una sala repleta de nichos, los abandonaron mientras "limpiaban" el estropicio realizado en el piso inferior. Por suerte, su experiencia como momias vivientes no duró mucho. Un pequeño y repulsivo amigo revirtió su estado. La criatura había sido enviada por Jethro Pickman y había logrado hacerse con la gema ambar. Tras devolverles el "corazón de Kaza" (como él mismo se refirió a la piedra) y contestar de mala gana un par de preguntas, cerró los ojos y desapareció tras bostezar ostensiblemente.

El grupo, nuevamente armado, se abrió camino a través de varios sectarios y un pequeño contingente de profundos (quizás los "emisarios" a los que se refirieron algunos de los nuevos sectarios abatidos). Por el camino, recuperaron nuevamente el libro buscado por Edward y se encontraron con otra despensa bien provista de cuerpos momificados entre los que encontraron al de Jaime Holmes, antiguo alcalde de Kingsport.

Al final, llegaron hasta una puerta que daba al patio de aquella fortaleza infernal, pero temiendo ser descubiertos desde las murallas, huyeron aprovechando un cauce de agua que especularon, se debía  utilizar para mantener bien inundadas algunas de las salas con las que se habían topado. Así llegaron hasta un salto de agua natural y ganaron la libertad. No había duda de que David Lodge se iba a llevar una amarga sorpresa, aunque solo fuera porque ya no disponía del número de cuerpos necesarios. Y si dependía de nuestros aventureros, no iba a ser la última.

Acampados en el bosque cercano, tocaba volver a vigilar la cueva que les sirvió de entrada la primera vez. Quizás pudieran volver a utilizar esa misma ruta y explicarle a David Lodge por qué no había sido buena idea meterse con ellos..,





No hay comentarios:

Publicar un comentario