Un año más nos dimos cita en las jornadas que se organizan en Quart de Poblet, al lado de Valencia. Este es un evento que se ha convertido en un fijo para mi, y para el que he terminado reservándome el fin de semana al completo para poder participar en cuantas más partidas mejor. Y un año más, no he podido salir más contento con la experiencia.
Lo primero es dar las gracias a la organización, que este año se ha superado. Ha mejorado especialmente el sistema para apuntarse a las partidas, mucho más ágil y sin requerir que nos conectáramos a su red Wifi. Sin duda es una mejora con respecto al año pasado. El clima también ha sido algo más benévolo que en años anteriores. El calor es siempre el punto flaco de este evento, pero este año creo que se ha llevado algo mejor. Pero vamos con la crónica completa del evento.
Lo primero es dar las gracias a la organización, que este año se ha superado. Ha mejorado especialmente el sistema para apuntarse a las partidas, mucho más ágil y sin requerir que nos conectáramos a su red Wifi. Sin duda es una mejora con respecto al año pasado. El clima también ha sido algo más benévolo que en años anteriores. El calor es siempre el punto flaco de este evento, pero este año creo que se ha llevado algo mejor. Pero vamos con la crónica completa del evento.
Sábado
Ya en la inscripción me esperaba mi primera sorpresa. Por lo visto la editorial Edge Entertaiment había donado varios manuales y productos descatalogados, de forma que aquellos que habíamos dado de alta alguna partida podíamos coger un manual como obsequio. La mayoría eran de Warhammer Fantasy 2ª edición ¡Fantástico! Es un juego que me gusta mucho y del que tengo bastante material, una gran oportunidad para completar la colección. Así que ahora mismo hay un "Caballeros del Grial" cómodamente aposentado en mi estantería. ¡Ah! se me olvidaba. Al inscribirte también te obsequiaban con una chapa. Yo desde luego, no me quejaré con la que me tocó :)
Tras la inscripción tocó cumplir con otro de esos rituales que se ha convertido ya en un fijo de estas jornadas: almorzar. ¿Se puede empezar mejor un fin de semana que almorzando en buena compañía? Además este año conseguimos reunirnos un buen grupo de la vieja guardia: +Lassar Layam, +Frank W. Stonecraft y Pepito.
Con el estómago lleno volvimos al recinto y saludamos a Nirkhuz y a David. Unos cracks con los que ya hemos compartido ediciones anteriores del evento y algún que otro sarao más, y con los que espero seguir compartiéndolos en el futuro. Encontrarte con este tipo de gente es sin duda otro de los puntos fuentes de las jornadas. No pudimos hablar mucho, así que quedamos para comer, y nos distribuimos por las diferentes partidas a las que nos habíamos apuntado.
En mi caso, quedé con varios compañeros de trabajo a cuyos hijos había prometido dirigir una partida "pirata" (no la había dado de alta). De los cinco esperados al final aparecieron tres, suficientes para meternos en faena. El reglamento elegido fue una versión propia inspirada en D&D para niños, que creo que dio muy buen resultado. El rango de edades osciló entre los 6 y los 9, y me convenció una vez más de que 6 años es la edad mínima para empezar con estos juegos. Como también esperaba, la atención de los zagales tiene un límite, y sobre la hora de juego más o menos su atención comenzó a disminuir y me quedó claro que era hora de cerrar la aventura. En general creo que padres e hijos quedaron contentos, así que creo que lo puedo considerar un éxito.
El resto del grupo aún estaba disfrutando de su partida de Far West, que por lo que oí fue de las buenas. Dos compañeros más del grupo habían hecho acto de presencia (Tryol y Grotek), así que aproveché para ponerme al día con ellos y para recorrer los puestos de HT Publishers (con el gran +Tiberio Sempronio Graco) y Greyhskull Cómics. Era inevitable que pecara con alguna cosa. Y así, al lado del "Caballeros del Grial", ha terminado aposentándose un "¡Hexplora!" de Jordi Morera. ¡Qué ganas de leerlo estas vacaciones!
Como quien no quiere la cosa, se hizo la hora de comer. Nos despedimos de +Frank W. Stonecraft que no se quedaba a la tarde, y nos fuimos Nirkhuz, David, Tryol y un servidor a dar cumplido trámite de otro ritual más: el bocadillo de carne de caballo. Ya pueden imaginarse la decepción de descubrir que el local ha cerrado.
Terminamos comiendo en el mismo bar que almorzamos. La verdad es que lo menos importante es precisamente la comida. Lo importante es contar con buena compañía y buena conversación, y de eso hubo de sobra. Por mi parte aproveché para masacrar al bueno de Nirkhuz con todas mis dudas sobre diseño de aventuras para Savage Worlds. No faltó la dosis pertinente de "salseo rosa" sobre el mundillo rolero. Solo añadiré que lo que se habla en el bar de los mafiosos rusos, se queda en el bar de los mafiosos rusos.
Ya por la tarde, mientras Nirkhuz se preparaba para dirigir su partida de Warhammer Fantasy 2ª edición, yo me juntaba con +Lassar Layam, Grotek y Pepe para probar Dungeon World. Nada menos que la adaptación de la aventura Los Salones Verticales dirigida por +Jose Manuel Real. Una partida que ya estuvo presente en la edición del 2016 y a la que me quedé a las puertas de poder apuntarme. Tocaba quitarse la espinilla. Y no podría haber quedado más satisfecho. Obviamente no puedo decir mucho del reglamento, con una sola partida durante unas jornadas es difícil poder sacar conclusiones. Sigo pensando que no es exactamente algo para mi, pero la partida la disfruté como un enano y +Jose Manuel Real fue un árbitro genial.
Cerramos el sábado con la pertinente rifa que podemos resumir como "no hay nada que ver, circulen", o lo que es lo mismo, que no me tocó nada de nada.
Empecé el día desayunando con Ximo, un amigo que hace tiempo colgó los dados roleros pero que se había decidido a jugar la partida que tenía preparada para esa mañana. Nada más y nada menos que la mítica C1 The Hidden Shrine of Tomoachan. Había llegado la hora de pagar por el manual que el día anterior me llevara por la patilla. Como el año pasado el sistema de reglas elegido fue Eirendor, y en un ataque de autoconfianza y optimismo fijé el número de jugadores en 7. Sí, lo han leído bien ¡7!
Nada más llegar al recinto comprobé que ya tenía a tres jugadores apuntados, que junto a Ximo solo dejaban 3 plazas libres. Nirkhuz y David cogieron dos de las mismas, y Miguel, otro amigo se llevó la última. ¿La última? Pues no. Justo a tiempo apareció otro buen amigo que obviamente no se podía quedar sin plaza. Por suerte llevaba 8 hojas de personaje, así que la partida quedó finalmente configurada para ocho jugadores. De perdidos al río.
Uno de mis objetivos a nivel personal era probar si Eirendor se comporta bien en combates multitudinarios. Swords & Wizardry es muy fácil en este sentido y quería ver que tal con este reglamento. La verdad es que salió muy bien. Se nota que Eirendor es hijo de D&D 5ª, muy alejado ya de las mecánicas de D&D 3.0/3.5. En cualquier caso estamos hablando de 8 jugadores con personajes de nivel 3 (equivalente a un nivel 6 en D&D 5ª), así que no puedo decir que llegáramos muy lejos. Además pensaba que las partidas terminaban a las 14:00 y resultó que a las 13:15 ya nos estaban dando el aviso para que fuéramos terminando. Además quería que los jugadores probaran alguna característica propia de Eirendor por si venían con el objetivo de probar el reglamento, así que decidí invertir un poco de tiempo en terminar los personajes tirando en las tablas aleatorias de Eirendor para trasfondos. De lo cuál no me arrepiento y creo que es un recurso muy útil para romper el hielo entre jugadores que no se conocen.
La aventura no me defraudó, y creo que es un módulo al que se le puede sacar mucho provecho jugándolo con calma y con un grupo más reducido. También me enseñó mediante un ejemplo práctico la validez de la máxima "D&D is always right". En cualquier caso, el módulo y mi experiencia arbitrándolo se merecen una entrada dedicada, así que de momento lo dejaremos ahí. Como árbitro cumplí mis objetivos y solo espero que los jugadores disfrutaran y no consideraran el tiempo jugado como una perdida de tiempo.
Al final abandonamos el pabellón los últimos, personalmente con muy buen sabor de boca y con muchas ganas de repetir el año que viene. No se puede pedir más.
En mi caso, quedé con varios compañeros de trabajo a cuyos hijos había prometido dirigir una partida "pirata" (no la había dado de alta). De los cinco esperados al final aparecieron tres, suficientes para meternos en faena. El reglamento elegido fue una versión propia inspirada en D&D para niños, que creo que dio muy buen resultado. El rango de edades osciló entre los 6 y los 9, y me convenció una vez más de que 6 años es la edad mínima para empezar con estos juegos. Como también esperaba, la atención de los zagales tiene un límite, y sobre la hora de juego más o menos su atención comenzó a disminuir y me quedó claro que era hora de cerrar la aventura. En general creo que padres e hijos quedaron contentos, así que creo que lo puedo considerar un éxito.
El resto del grupo aún estaba disfrutando de su partida de Far West, que por lo que oí fue de las buenas. Dos compañeros más del grupo habían hecho acto de presencia (Tryol y Grotek), así que aproveché para ponerme al día con ellos y para recorrer los puestos de HT Publishers (con el gran +Tiberio Sempronio Graco) y Greyhskull Cómics. Era inevitable que pecara con alguna cosa. Y así, al lado del "Caballeros del Grial", ha terminado aposentándose un "¡Hexplora!" de Jordi Morera. ¡Qué ganas de leerlo estas vacaciones!
Como quien no quiere la cosa, se hizo la hora de comer. Nos despedimos de +Frank W. Stonecraft que no se quedaba a la tarde, y nos fuimos Nirkhuz, David, Tryol y un servidor a dar cumplido trámite de otro ritual más: el bocadillo de carne de caballo. Ya pueden imaginarse la decepción de descubrir que el local ha cerrado.
Guardemos un minuto de silencio por este bocata :_( |
Terminamos comiendo en el mismo bar que almorzamos. La verdad es que lo menos importante es precisamente la comida. Lo importante es contar con buena compañía y buena conversación, y de eso hubo de sobra. Por mi parte aproveché para masacrar al bueno de Nirkhuz con todas mis dudas sobre diseño de aventuras para Savage Worlds. No faltó la dosis pertinente de "salseo rosa" sobre el mundillo rolero. Solo añadiré que lo que se habla en el bar de los mafiosos rusos, se queda en el bar de los mafiosos rusos.
Ya por la tarde, mientras Nirkhuz se preparaba para dirigir su partida de Warhammer Fantasy 2ª edición, yo me juntaba con +Lassar Layam, Grotek y Pepe para probar Dungeon World. Nada menos que la adaptación de la aventura Los Salones Verticales dirigida por +Jose Manuel Real. Una partida que ya estuvo presente en la edición del 2016 y a la que me quedé a las puertas de poder apuntarme. Tocaba quitarse la espinilla. Y no podría haber quedado más satisfecho. Obviamente no puedo decir mucho del reglamento, con una sola partida durante unas jornadas es difícil poder sacar conclusiones. Sigo pensando que no es exactamente algo para mi, pero la partida la disfruté como un enano y +Jose Manuel Real fue un árbitro genial.
Cerramos el sábado con la pertinente rifa que podemos resumir como "no hay nada que ver, circulen", o lo que es lo mismo, que no me tocó nada de nada.
Domingo
Empecé el día desayunando con Ximo, un amigo que hace tiempo colgó los dados roleros pero que se había decidido a jugar la partida que tenía preparada para esa mañana. Nada más y nada menos que la mítica C1 The Hidden Shrine of Tomoachan. Había llegado la hora de pagar por el manual que el día anterior me llevara por la patilla. Como el año pasado el sistema de reglas elegido fue Eirendor, y en un ataque de autoconfianza y optimismo fijé el número de jugadores en 7. Sí, lo han leído bien ¡7!
Nada más llegar al recinto comprobé que ya tenía a tres jugadores apuntados, que junto a Ximo solo dejaban 3 plazas libres. Nirkhuz y David cogieron dos de las mismas, y Miguel, otro amigo se llevó la última. ¿La última? Pues no. Justo a tiempo apareció otro buen amigo que obviamente no se podía quedar sin plaza. Por suerte llevaba 8 hojas de personaje, así que la partida quedó finalmente configurada para ocho jugadores. De perdidos al río.
Uno de mis objetivos a nivel personal era probar si Eirendor se comporta bien en combates multitudinarios. Swords & Wizardry es muy fácil en este sentido y quería ver que tal con este reglamento. La verdad es que salió muy bien. Se nota que Eirendor es hijo de D&D 5ª, muy alejado ya de las mecánicas de D&D 3.0/3.5. En cualquier caso estamos hablando de 8 jugadores con personajes de nivel 3 (equivalente a un nivel 6 en D&D 5ª), así que no puedo decir que llegáramos muy lejos. Además pensaba que las partidas terminaban a las 14:00 y resultó que a las 13:15 ya nos estaban dando el aviso para que fuéramos terminando. Además quería que los jugadores probaran alguna característica propia de Eirendor por si venían con el objetivo de probar el reglamento, así que decidí invertir un poco de tiempo en terminar los personajes tirando en las tablas aleatorias de Eirendor para trasfondos. De lo cuál no me arrepiento y creo que es un recurso muy útil para romper el hielo entre jugadores que no se conocen.
La aventura no me defraudó, y creo que es un módulo al que se le puede sacar mucho provecho jugándolo con calma y con un grupo más reducido. También me enseñó mediante un ejemplo práctico la validez de la máxima "D&D is always right". En cualquier caso, el módulo y mi experiencia arbitrándolo se merecen una entrada dedicada, así que de momento lo dejaremos ahí. Como árbitro cumplí mis objetivos y solo espero que los jugadores disfrutaran y no consideraran el tiempo jugado como una perdida de tiempo.
Al final abandonamos el pabellón los últimos, personalmente con muy buen sabor de boca y con muchas ganas de repetir el año que viene. No se puede pedir más.