Continuan las andanzas de los Valientes de Volkas por la infraoscuridad. En su última sesión los dejamos justo al llegar a la gran bóveda drow, lugar de la mítica ciudad subterránea Erelhei-Cinlu.
Extraños en mi puerta
Las dimensiones de aquella bóveda eran realmente increíbles. Además solo bastó unos minutos para que nuestros aventureros se dieran cuenta de que toda el área bullía de actividad: comerciantes, esclavos, viajeros. Si hasta ahora se habían movido con suma cautela, aquel terrible lugar exigiría aún más cuidado y preparación. Por suerte contaban con los recursos necesarios.
Ocultos en el interior de un gran bosque de enormes hongos y estructuras cristalinas, Volkas invocó varias veces su Truco de la cuerda, logrando crear un pequeño refugio seguro desde el que estudiar la zona. Todo el tráfico que llegaba y salía de la bóveda parecía pasar por una gran torre de vigilancia. Aquella aguja negra siempre contaba con un buen contingente de elfos negros. El proceso de entrada parecía consistir en entregar un medallón a los guardias a cambio de una capa negra. A partir de aquel punto, y salvo alguna rara excepción, todos parecían vestir aquellas capas.
Gracias a que contaban con la invisibilidad, y con el conjuro de Clariaudiencia de Mylon, pudieron asistir a alguna que otra conversación. De hecho lo más extraño de todo es que durante su tiempo de vigilancia, que se prolongaría durante al menos 24 horas, llegó a la puerta alguna que otra comitiva humana. Mylon incluso reconoció a un clérigo de Iuz el viejo. La cosa no hacía más que mejorar.
Al final fue Ser Ushan, invisible, quien se introdujo en la torre y logró sustraer capas para el grupo de un almacén de la segunda planta. También pudo estudiar los medallones que se entregaban a los guardias, y al menos pudo distinguir ocho modelos, no muy diferentes al que él mismo había conservado de su primer enfrentamiento con los drow. Por si acaso era de utilidad, se aseguró de llevarse medallones para todos, de forma que el grupo pudiera contar con cuatro marcados con una runa semejante a una "D" y otros cuatro marcados con una runa en forma de "A".
Pertrechados con las capas, los Valientes de Volkas esperaban poder moverse por el lugar, pero tenían que aprender más cosas de la ciudad antes de acercarse a sus murallas. Como toda la bóveda parecía estar salpicada de pequeñas masías, pensaron que podrían pedir hospitalidad en alguna de ellas y averiguar alguna cosa. La idea no funcionó demasiado bien, y casi son descubiertos cuando un elfo les preguntó quién los "patrocinaba", sin que el grupo supiera muy bien qué contestar.
Saliendo del entuerto por los pelos, el grupo se dedicó entonces a explorar toda la bóveda, descubriendo un par más de fortificaciones de vigilancia, algunas colonias de osgos y sauriones habitando en cuevas, y bastantes más de aquellas masías. Se les ocurrió entonces un nuevo plan, en vez de abordar a un elfo, tratarían de hablar con alguno de los esclavos.
Pepe vuelve a regalarnos otro gran dibujo de la sesión |
Así lograron entrevistarse con un enano de una masía alejada que trabajaba junto a un par de elfos y semielfos de la superficie, todos esclavos. Para ello lo hechizaron inicialmente y lo atrajeron al interior de uno de aquellos bosques tan extraños, donde pudieran esconderse de la mirada de los capataces drow. El enano se presentó como Coren, capturado en la costa salvaje, no muy lejos de la ciudad de Eldredd. Según su relato, la sociedad drow se articulaba en torno a casas nobles y a clanes comerciales. Actualmente la casa Eilserv, junto a sus aliados, era el poder prominente de la ciudad. Su cabecilla era la matriarca Eclavdra. La situación en la ciudad era tensa, pues la casa había dado la espalda Lolth para comenzar a a dorar al Dios Elemental Ancestral. La casa Despana era su enemigo natural, casi de igual poder y aún fieles seguidores de la terrible dios-demonio de la arañas.
Un escalofrío recorrió la espalda de Volkas, al recordar su malograda misión en esa misma costa salvaje para investigar a los grupos de esclavistas que habían estado operando por toda la zona, incluyendo la propia ciudad de Falcongrís. ¿Estaría todo aquello relacionado de alguna forma? Mylon también creyó ver alguna conexión, al relacionar aquel Dios Elemental con el Dios del Mal Elemental cuyo culto se decía que había vuelto a aparecer en Verbobonc.
En cualquier caso, por fin nuestros aventureros habían conseguido algo de información sobre Eclavdra. Aún quedaban muchos interrogantes, pero quizás pudieran encontrar respuestas en el interior de la ciudad. Prometiendo que volverían para liberar a aquel grupo de esclavos, los Valientes de Volkas se despidieron de Coren y se alejaron de allí...