domingo, 31 de enero de 2021

Los Valientes de Volkas 62

Continuan las andanzas de los Valientes de Volkas por la infraoscuridad. En su última sesión los dejamos justo al llegar a la gran bóveda drow, lugar de la mítica ciudad subterránea Erelhei-Cinlu.

Extraños en mi puerta

Las dimensiones de aquella bóveda eran realmente increíbles. Además solo bastó unos minutos para que nuestros aventureros se dieran cuenta de que toda el área bullía de actividad: comerciantes, esclavos, viajeros. Si hasta ahora se habían movido con suma cautela, aquel terrible lugar exigiría aún más cuidado y preparación. Por suerte contaban con los recursos necesarios.

Ocultos en el interior de un gran bosque de enormes hongos y estructuras cristalinas, Volkas invocó varias veces su Truco de la cuerda, logrando crear un pequeño refugio seguro desde el que estudiar la zona. Todo el tráfico que llegaba y salía de la bóveda parecía pasar por una gran torre de vigilancia. Aquella aguja negra siempre contaba con un buen contingente de elfos negros. El proceso de entrada parecía consistir en entregar un medallón a los guardias a cambio de una capa negra. A partir de aquel punto, y salvo alguna rara excepción, todos parecían vestir aquellas capas.

Gracias a que contaban con la invisibilidad, y con el conjuro de Clariaudiencia de Mylon, pudieron asistir a alguna que otra conversación. De hecho lo más extraño de todo es que durante su tiempo de vigilancia, que se prolongaría durante al menos 24 horas, llegó a la puerta alguna que otra comitiva humana. Mylon incluso reconoció a un clérigo de Iuz el viejo. La cosa no hacía más que mejorar.

Al final fue Ser Ushan, invisible, quien se introdujo en la torre y logró sustraer capas para el grupo de un almacén de la segunda planta. También pudo estudiar los medallones que se entregaban a los guardias, y al menos pudo distinguir ocho modelos, no muy diferentes al que él mismo había conservado de su primer enfrentamiento con los drow. Por si acaso era de utilidad, se aseguró de llevarse medallones para todos, de forma que el grupo pudiera contar con cuatro marcados con una runa semejante a una "D" y otros cuatro marcados con una runa en forma de "A".

Pertrechados con las capas, los Valientes de Volkas esperaban poder moverse por el lugar, pero tenían que aprender más cosas de la ciudad antes de acercarse a sus murallas. Como toda la bóveda parecía estar salpicada de pequeñas masías, pensaron que podrían pedir hospitalidad en alguna de ellas y averiguar alguna cosa. La idea no funcionó demasiado bien, y casi son descubiertos cuando un elfo les preguntó quién los "patrocinaba", sin que el grupo supiera muy bien qué contestar.

Saliendo del entuerto por los pelos, el grupo se dedicó entonces a explorar toda la bóveda, descubriendo un par más de fortificaciones de vigilancia, algunas colonias de osgos y sauriones habitando en cuevas, y bastantes más de aquellas masías. Se les ocurrió entonces un nuevo plan, en vez de abordar a un elfo, tratarían de hablar con alguno de los esclavos.

Pepe vuelve a regalarnos otro gran dibujo de la sesión

Así lograron entrevistarse con un enano de una masía alejada que trabajaba junto a un par de elfos y semielfos de la superficie, todos esclavos. Para ello lo hechizaron inicialmente y lo atrajeron al interior de uno de aquellos bosques tan extraños, donde pudieran esconderse de la mirada de los capataces drow. El enano se presentó como Coren, capturado en la costa salvaje, no muy lejos de la ciudad de Eldredd. Según su relato, la sociedad drow se articulaba en torno a casas nobles y a clanes comerciales. Actualmente la casa Eilserv, junto a sus aliados, era el poder prominente de la ciudad. Su cabecilla era la matriarca Eclavdra. La situación en la ciudad era tensa, pues la casa había dado la espalda Lolth para comenzar a a dorar al Dios Elemental Ancestral. La casa Despana era su enemigo natural, casi de igual poder y aún fieles seguidores de la terrible dios-demonio de la arañas.

Un escalofrío recorrió la espalda de Volkas, al recordar su malograda misión en esa misma costa salvaje para investigar a los grupos de esclavistas que habían estado operando por toda la zona, incluyendo la propia ciudad de Falcongrís. ¿Estaría todo aquello relacionado de alguna forma? Mylon también creyó ver alguna conexión, al relacionar aquel Dios Elemental con el Dios del Mal Elemental cuyo culto se decía que había vuelto a aparecer en Verbobonc.

En cualquier caso, por fin nuestros aventureros habían conseguido algo de información sobre Eclavdra. Aún quedaban muchos interrogantes, pero quizás pudieran encontrar respuestas en el interior de la ciudad. Prometiendo que volverían para liberar a aquel grupo de esclavos, los Valientes de Volkas se despidieron de Coren y se alejaron de allí... 



viernes, 29 de enero de 2021

Aventureros de la Marca 10

Tras cruzarse en el camino de la hermandad de la Muerte Silenciosa, nuestros aventureros se reavituallan de nuevo en Olmeda, siempre a la caza de nuevas aventuras que les proporcionen fama y riquezas.

Hacia el oeste

Aliana organizó un pequeño encuentro entre los Herederos de Uztum y Portius Galión, el prelado de la iglesia de Valion en Olmeda. Por la tarde partiría de vuelta a Puerto Oeste, pero antes quería hacer ese pequeño favor por los aventureros que tanto bien le habían hecho. De hecho la reunión fue bastante productiva, ya que nuestros aventureros habían decidido contratar a un clérigo que los acompañase, y precisamente Portius conocía a un acólito de Velex que podía estar disponible.

Tras el almuerzo, y ya de vuelta en la posada del Caballero Andante, el grupo recibió un mensaje del duque Valarión Ostario. Durante los festejos posteriores al gran festival, el duque se había interesado por el grupo, y quizás ese interés pudiera cristalizar en algún tipo de encargo. No queriendo hacer esperar a tan importante persona, el grupo se dirigió de inmediato al bastión, aunque los nervios les jugaron una mala pasada en la entrada y solo la intervención del castellano logró que pasaran el punto de control.

Valarión Ostario

No ayudó el hecho de que el duque apenas hubiera revelado nada sobre la naturaleza del encuentro, aunque el grupo pronto entendió la razón. Por lo visto el duque quería ayudar a un viejo amigo en problemas. Zakarías, el amigo, gobernaba actualmente un asentamiento en tierras de los centauros, no muy lejos al oeste de la frontera con Reino Bosque. El asentamiento de Orlán estaba por tanto fuera de los dominios de Reino Bosque y Valarión no podía mandar de forma oficial a nadie, puesto que las tribus de las praderas podían considerarlo una provocación.

Según Zakarías, desde hacía varias semanas se habían producido extrañas desapariciones en la noche. Familias enteras de aldeanos que no volvían a ser vistos. Muchos creían que simplemente habían dejado el lugar en pos de un sitio mejor, pero ante el goteo incesante, Zakarías quería investigar el asunto discretamente. El grupo obtuvo una carta sin firmar de Valarión que sería suficiente por lo que contenía para que fueran reconocidos como la ayuda pedida, y además obtuvieron la promesa de un pago total de 400 monedas de oro por sus servicios, con un adelanto inicial de 150 monedas de oro.

Con el trato cerrado, nuestros aventureros partieron para comprar algo más de equipo, encargar un par de armaduras nuevas y entrevistarse con Gladio, el acólito de Velex. No les costó mucho llegar a un trato con el clérigo, acordando una tarifa de una moneda de oro por día y una parte igual al resto de aventureros de cualquier tesoro o recompensa obtenidos.

Gladio, fiel servidor de Velex

Un par de días después partían rumbo al oeste siguiendo el camino de la Manticora, adentrándose así en las praderas de los centauros...


domingo, 24 de enero de 2021

Los Valientes de Volkas 61

En nuestra última sesión dejamos a los Valientes de Volkas regresando al templo de los Kuo-toa. Su intención era encontrar otra ruta que los llevara al norte, siguiendo el plano que les entregó Mordenkainen. Tras varios días recorriendo la infraoscuridad, se habían enfrentado a muchos peligros, pero aún no habían averiguado nada nuevo sobre la implicación de los drow en los ataques de los gigantes o de quién era Eclavdra.

Un paraíso bajo tierra

Auspiciados por la invisibilidad, el grupo se movió rápido y en silencio por las calles de aquel horrendo templo. Los esclavos y sus terribles señores seguían con sus quehaceres, ajenos a la incursión de nuestros aventureros. Si habían interpretado bien el mapa, debía haber una salida próxima, así que con suerte no tendrían que adentrarse mucho.

No tardaron en encontrar una gran puerta de doble hoja en el interior de una cámara abierta al exterior. La puerta estaba atrancada por un pistón, con la clara intención de impedir que algo pudiera entrar más que de impedir la salida. El animo de los Valientes de Volkas se enfrío un poco, eso sí, al descubrir que varios guardias bloqueaban su ruta de escape. Seguramente podrían encargarse de ellos, pero corrían el riesgo de ser vistos desde el templo. Si eran descubiertos y se se daba la alarma, no tendrían ninguna posibilidad.

Tras preparar el asalto con minuciosidad, el grupo se lanzó al ataque. Ser Ushan llevaba poco tiempo con aquellos aventureros, pero había encajado a la perfección y el grupo actuó como un solo ser, perfectamente coordinado. Los guardias Kuo-toa no tuvieron ninguna posibilidad, aunque el grupo también contó con algo de suerte, y nadie del exterior se dio cuenta de la trifulca, gracias en gran medida al uso del conjuro Silencio. Apenas unos minutos después de iniciar el ataque, los Valientes de Volkas abandonaban la caverna del templo, engullidos por la oscuridad de aquellos túneles infinitos.

Pero la infraoscuridad, un mundo despiadado gobernado por sus propias reglas, les tenía preparadas más sorpresas. Y así el grupo llegó hasta un claro abierto al exterior, un precioso jardín iluminado por la tenue luz de Luna. En el centro del jardín se erigía una estatua de gran belleza y realismo, mientras el canto de los pájaros despertaba en nuestros aventureros recuerdos de un exterior añorado. Se movieron con cautela, pues habían aprendido muy bien que en la infraoscuridad nada se regala, y rara vez las cosas son lo que parecen.

Fue entonces cuando una voz femenina inundó sus mentes, tentándoles con promesas de placeres inimaginables. Pero nuestros aventureros no eran unos principiantes, y la dureza de las experiencias vividas les había preparado para situaciones como aquella. Con un terrible grito de frustración, la estatua se hizo carne, la de un terrible demonio. Los pájaros se convirtieron en terribles murciélagos, y de estos, uno tomó la forma de un elfo oscuro de prominentes colmillos. ¿Habían regresado a Barovia sin saberlo?

El vampiro se lanzó sobre Mylon, reconociendo al instante el poder que el clérigo podía desatar. Mientras tanto el resto del grupo se las veía con los murciélagos. El clérigo se defendió con valentía, pero solo no tenía ninguna posibilidad contra aquella monstruosidad. Ser Ushan y Delar trataron de auxiliar a su compañero, pero fue inútil.  Tuvieron que ver como Mylon recibía golpe tras golpe hasta caer sin sentido a los pies del vampiro. El monstruo también había recibido terribles heridas, pero estas se cerraban ante los ojos del grupo. Sin embargo, y antes de que pudiera rematar al clérigo, Delar saltó hacia delante y con un terrible tajo casi parte por la mitad a la criatura. Los Valientes de Volkas no necesitaban más. Volkas se arrastró hasta Mylon y le hizo beber una poción de curación, mientras Ser Ushan se liberaba de los últimos murciélagos. La súcubo se lanzó contra Delar, tratando de proteger al vampiro, pero Mylon no iba a desperdiciar aquella segunda oportunidad. Apelando a Pelor, desató una intensa luz solar que iluminó por completo aquel pozo de corrupción, dándole a Ser Ushan la oportunidad de hundir a vengadora en el pecho del vampiro.

Muerte definitiva de Belgos, retratada por Pepito, uno de los asistentes a la partida

El cuerpo del impío ser explotó convertido en una nube de cenizas, mientras la súcubo, descompuesta por la ira, prometía venganza y abandonaba aquel plano. Con los últimos ecos del combate, la ilusión se desvaneció y el jardín desapareció para dar paso a otra caverna más de aquella red de arterias que horadaba el subsuelo de Flaenia. Al menos el grupo podía continuar su camino hacia el norte.

Poco después llegaban a una gran bóveda de altura imposible, coronada por cientos de estructuras cristalinas que iluminaban con luz mortecina una gran ciudad de murallas negras. Los Valientes de Volkas habían llegado a Erelhei-Cinlu, la terrible ciudad de los drow...





domingo, 17 de enero de 2021

Los Valientes de Volkas 60

Los Valientes de Volkas continúan con su viaje por la infraoscuridad tratando de averiguar quién está detrás de los ataques de los gigantes. En nuestra última sesión los dejamos rodeados de enemigos y sin tener muy claro por dónde continuar.

El templo subterráneo

Los aventureros esperaron hasta cerciorarse de que el terrible gusano púrpura no regresaba. Probaron alguno de los corredores cercanos, pero no parecían tener salida. Trols, drows y osgos pululaban a su alrededor, pero de momento la invisibilidad los seguía protegiendo.

El grupo usó el mapa de Mordenkainen para tratar de orientarse, y al final decidieron seguir la misma ruta que el gusano púrpura. La otra alternativa parecía ser el corredor por donde los saurios condujeron a la gran caravana de esclavos, y por alguna razón eso les pareció más peligroso. Sin embargo un orco se interponía en su camino, y nuestros a ventureros no tuvieron más remedio que eliminarlo. No había vuelta atrás, en cuanto se descubriera el cadáver aquello iba a ser un hervidero de enemigos. Por suerte nuestros aventureros pusieron tierra de por medio sin más contratiempos.

Unas horas después llegaban a una encrucijada marcada en el mapa, solo para ser recibidos por una terrible escena. Todo el lugar estaba sembrado de cuerpos desmembrados, siendo la mayoría pertenecientes a humanoides de aspecto marino, aunque también descubrieron con horror cuerpos de algunos desdichados humanos. No había señal alguna de qué enemigo había hecho tal escabechina, y por ese camino solo descubrieron huellas en la dirección de la que ellos venían. Por todo ello, nuestros aventureros decidieron utilizar una vez más Truco de la cuerda y recuperar energías antes de seguir avanzando. No parecía que el grupo de saurios con los esclavos hubiera pasado por ahí.

Con sus fuerzas restablecidas, avanzaron un poco más hasta dar con un río subterráneo. Un enorme anfibio humanoide parecía operar una barcaza. Mylon apeló a su Compresión Idiomática para hacerse entender, averiguando que más adelante se encontraba un templo erigido por una raza llamada Kuo-toa en honor a la Señora de las Profundidades. A continuación negoció el paso por el río y la compra de 4 conchas que los podían identificar como peregrinos camino del templo.

Como no las tenían todas consigo, el grupo activó su invisibilidad en las proximidades del supuesto templo, accediendo a una gran caverna con una pirámide escalonada rematada por la horrible figura de una mujer con rasgos de molusco. Gracias a su invisibilidad, se movieron sin problemas por la caverna, viendo que la sociedad kuo-toa gustaba de usar esclavos de la superficie, ya fueran estos humanos, orcos o incluso aspis.

No se quedaron para averiguar mucho más. Aunque después de abandonar la ciudad (y de soportar las quejas de vengadora), fueron alertados por cenizas de la posible posición de elfos oscuros en el pasaje. Eso no concordaba exactamente con el mapa que tenían, ¿se habrían equivocado de salida en el templo? El grupo decidió que era mejor recular y buscar otra ruta. Sin embargo en su camino de vuelta se toparon con una horrible criatura que se lanzó como una posesa contra Mylon. Los Valientes de Volkas sabían bien a qué se enfrentaban: se trataba de un monstruo oxidante. El grupo no tuvo problemas para acabar con el monstruo, aunque no antes de que la armadura de Mylon sufriera algo de daño.

Recuperados del combate, y de nuevo invisibles, se internaron en la caverna del templo... 

 

viernes, 15 de enero de 2021

Aventureros de la Marca 8 y 9

Retomamos las andanzas de los Herederos de Uztum en tierras de la Marca del Oeste. En nuestra última sesión los dejamos explorando las cuevas del Llanto Perpetuo, vamos a ver si han salido airosos de la experiencia.

Abrazos no deseados

Los goblins saltaron sobre el bárbaro con sus picos listos para la batalla. No estaba claro quién se había sorprendido más con el encuentro, si las pequeñas bestezuelas verdosas o el irascible bárbaro amnésico. En cualquier caso ambos bandos se recompusieron con rapidez y se enzarzaron en un combate sucio y letal. El hacha de Einar descendió sin piedad dando cuenta de no pocos goblins, mientras Tulin buscaba hacerse un hueco para ayudarle.

Los peores temores del grupo se hicieron realidad cuando vieron a un gran orco y un goblin de aspecto shamánico corriendo por el corredor de su izquierda. Sin duda el ruido del combate los había alertado. El grupo había retrocedido hasta ese pasillo tratando de conducir a los goblins a un cuello de botella, ahora eran ellos los que se encontraban acosados por varios frentes.


Pero nuestros aventureros no se amilanaron. Varios frascos de aceite militar volaron sobre los enemigos recién llegados, y poco después el orco se desplomaba entre llamas y con una flecha de Albarad atravesándole el ojo. El shamán se demostró mucho más resistente, y su magia mucho más mortífera cuando unos proyectiles de energía tumbaron en represalia al explorador. Tulin arrastró a su compañero hasta una sala contigua, donde poder suministrarle una de las pocas pociones que aún les quedaban. Fue Barfin el encargado de devolver el golpe al hechicero enemigo, pues él mismo conocía bien el conjuro que este había lanzado, devolviéndoselo sin piedad. Einar seguía despachando goblins sin piedad, y ante la certeza de encontrarse ante una batalla perdida, el shamán huyó aprovechando una cortina de fuego levantada por uno de los frascos de aceite. El combate había terminado.

El grupo se ocupó de sus heridas con presteza y continuó con la exploración de aquellas salas. ¿Qué estarían buscando los goblins con sus picos? Los trasgos contaban con un mapa que indicaba claramente aquella sala, pero por más que la inspeccionaron no dieron con ningún indicio relevante. No tardarían en encontrar otro misterio que añadir a la lista, al llegar a una gran cueva natural y toparse con cuatro gruesas cadenas que se perdían por una amplia grieta del suelo.

Un instinto algo cuestionable les llevó a descolgarse por aquellas cadenas, llegando a un nuevo nivel más profundo. Cerca del lugar de descenso dieron con un nutrido grupo de hongos violáceos de buen tamaño, que el grupo esquivo con cuidado tras las advertencias de Tulin. Así llegaron a una caverna alfombrada por las setas rojas que buscaban.

Sin ganas de perder ni un segundo más en aquel lugar, nuestros aventureros se lanzaron a llenar sus bolsas de setas, solo para ver con horror como un enorme gusano tentaculado se descolgaba del techo, cabeza para abajo. Antes de que pudieran reaccionar, tanto Einar como Albarad quedaron paralizados bajo el toque de la criatura, dejando el destino del grupo en los filos de Tulin y Barfin. Y estos no fallaron. Si bien no pudieron acabar con el monstruo, al menos consiguieron ganar suficiente tiempo como para sus compañeros paralizados recuperasen la movilidad, y de esta forma fueran ellos los que rematasen el trabajo. Eso sí, el encuentro se llevó la última poción de curación del grupo.



Con el enfrentamiento aún fresco en la memoria, el grupo se movió con presteza por el resto del complejo, dando con varios cuerpos de goblins resecos y desprovistos de carne, y con los restos de un combate mucho más antiguo. En una de las cuevas dieron con el cuerpo de un enano del clan Malviken que parecía haber sucumbido luchando contra varios hombres-rata. Tulin se guardó el medallón con el símbolo del clan y el hacha, que según Barfin parecía ser mágica.

Pero aquel complejo maldito aún guardaba una última sorpresa para nuestros aventureros. Los Herederos de Uztum dieron con un camino que ascendía hacia el nivel superior del complejo. Lo siguieron hasta llegar a una puerta cerrada, que Einar derribó sin contemplaciones haciendo buen uso de su hacha. Un terrible estruendo atravesó el silencio imperante como un trueno al inicio de una tormenta, y antes de que pudieran reaccionar, el techo cayó sobre el bárbaro sepultándolo sin piedad.

El resto de nuestros aventureros se lanzaron a socorrer a su compañero, en estado muy grave. Lo peor es que esa ruta estaba bloqueada, tendrían que volver hasta las cadenas y ascender por allí. No pocos dioses debían estar mirando bien a los aventureros aquel día, ya que contra todo pronostico consiguieron subir con el cuerpo de Einar. Sin embargo todos sabían que el bárbaro no aguantaría hasta llegar a un lugar civilizado.

Y así Tulin, sin pensárselo dos veces, puso la daga de Uztum en la mano de Einar y la movió para clavarse el filo en su propio pecho. La hoja adoptó un tono rojizo al alimentarse de la sangre del enano, solo para perderlo al transferir la fuerza vital a su poseedor. Barfin siguió el ejemplo y la repugnante daga vampírica se alimentó del elfo para terminar por arrancar al bárbaro de las garras de la muerte. Sin saber si aquella acción acarrearía algún peaje futuro, el grupo abandonó las cuevas del Llanto Perpetuo camino de las granja de Lidia y Argal.



Las atenciones de Aliana pronto curaron todas las heridas físicas del grupo, mientras Lidia hacia lo propio con Argal, usando las setas rojas recolectadas por los aventureros.

Con Argal ya repuesto, nuestros aventureros se enteraron de que la supuesta enfermedad carmesí no era tal, sino el resultado de un veneno utilizado por una hermandad de asesinos. Argal había pertenecido a la misma de joven, y el ataque era probablemente la represalia por haberla abandonado. Argal y Lidia decidieron que se marcharían de la granja lo más rápidamente posible, para iniciar una nueva vida en algún lugar lejano bajo nuevas identidades. Los Herederos de Uztum no estaban dispuestos a hacer lo mismo, pese a que su intervención tal vez los había puesto también bajo la mira de aquellos asesinos.

En compañía de una meditabunda Aliana, el grupo se encaminó de vuelta a Olmeda...