Dejamos a nuestros aventureros lidiando con el problema más grande con el que se han enfrentado, y no precisamente en sentido figurado. Infiltrados en la fortaleza de los gigantes de las colinas, aún no han obtenido ninguna pista sobre quien los dirige, y cada segundo que pasa aumentan las probabilidades de que los descubran.
Entre gigantes
Resguardados en el almacén de armas, a oscuras e invisibles, los Valientes de Volkas evaluaron su situación. Habían arriesgado tanto para llegar hasta allí que retirarse sin nada les sabía a poco menos que a fracaso. Por ello decidieron arriesgarse con un último plan: Ser Ushan se escabulliría invisible en el gran salón con la esperanza de que su espada "vengadora" captase alguna conversación interesante.
El plan funcionó a la perfección, y un hora después Ser Ushan se reunía con el resto de grupo sin haber sido descubierto. Lamentablemente ningún dato jugoso se había deslizado entre las conversaciones de los asistentes al festejo. Al menos no había sido una completa perdida de tiempo. Ser Ushan relató como en un momento dado un gigante entró en el salón portando una especie de porta-pergaminos. El cacique, al leer su contenido, abandonó durante un rato la reunión. Puede que contuviese instrucciones o revelase la mano negra detrás de la alianza entre los gigantes.
Pero el grupo empezaba a quedarse sin recursos, y puesto que un enfrentamiento directo estaba descartado, todo indicaba que tocaban a retirada. Si podían salir sin ser descubiertos quizás pudieran descubrir algo más sobre esos documentos a la noche siguiente. Sin embargo probaron suerte intentado investigar algo más de las salas cercanas a donde se encontraban. Pero al ver que más sirvientes de los gigantes se prodigaban por los pasillos, se dieron por vencidos y salieron de la fortaleza.
Al día siguiente vieron como los gigantes de las rocas y el gigante de las nubes abandonaban el complejo. Un par de horas después, otro grupo de gigantes desconocido, probablemente gigantes de la escarcha por su apariencia, también abandonaban la fortaleza portando el famoso porta-pergaminos. Ante la sorprendida mirada de Mylon, los gigantes desaparecieron llegados a un punto de la loma.
Por la noche utilizaron la técnica del día anterior para infiltrarse en la fortaleza, aunque al no haber fiesta, costó más que los guardias se durmieran. Estaba claro que los gigantes de las colinas podían ser de todo menos buenos vigilantes. Esta vez nuestros aventureros probaron otra vía de exploración, eligiendo una nueva ruta desde el vestíbulo. "Cenizas" demostró ser un activo muy valioso, al oír y sentir con facilidad que habitaciones contenían gigantes durmiendo.
Así llegaron hasta una especie de salón privado con dos grandes puertas dobles. Resultó que una de ellas ¡llevaba nada más y nada menos que al dormitorio del cacique de los gigantes! Y para consternación del grupo, el gigante se despertó viendo la rendija de luz que se colaba por su puerta. Su fino olfato terminó por ponerle sobre aviso, y el monstruo saltó de la cama para revisar su habitación. Al no detectar nada, salió por la puerta dando la voz de alarma. Pronto la fortaleza se convirtió en un hervidero de ruidos, siendo los más preocupantes los gruñidos y ladridos de un nutrido grupo de lobos horrendos. Pero los Valientes de Volkas estaban preparados, y gracias a las plegarias de Mylon, pudieron atravesar la pared de piedra de una chimenea cercana y abandonar el recinto a toda prisa.
Tocaba cambiar de estrategia, pues sin duda los gigantes estarían más alerta a partir de aquel momento. Por ello decidieron vigilar el punto donde desaparecieran los gigantes de la escarcha. No tardaron mucho en verlos aparecer de la nada, sin duda transportados gracias a la magia. Entre sus manos llevaban un nuevo estuche pero al tratarse de tres gigantes, el grupo decidió no atacar. Quizás ese estuche contuviera instrucciones que hicieran a los gigantes moverse, proporcionando a nuestros aventureros una nueva oportunidad para introducirse en la fortaleza.
Un par de días después su paciencia se vio recompensada cuando un nutrido grupo de gigantes y trasgos abandonó la fortaleza para dirigirse río abajo. Los Valientes de Volkas avisaron a Mordenkainen esperando que las gentes de Geoff pudieran prepararse para lo que se les venía encima. Por su parte, la fortaleza estaba lejos de quedar desierta, pero era la mejor oportunidad que iban a tener...