Los Valientes de Volkas se infiltran en la mansión de los Eiservs. Para bien o para mal nuestros aventureros llegan al punto culminante de sus andanzas por la Infraoscuridad. Veamos si son capaces de salir con buen pie de todo esto.
En la tela de araña
El silencio imperaba en la mansión mientras los Valientes de Volkas continuaban avanzando por sus estancias. Desde la cocina se movieron al gran salón, una estancia de techo alto dónde solo unas horas antes se daban cita los miembros más importantes de los Eiserv. Pese al silencio, todos tenían claro que más allá había múltiples puestos de vigilancia. Si seguían explorando la mansión de aquella forma sería cuestión de tiempo que los acabaran descubriendo. Por eso ser Ushan se ofreció para avanzar en solitario junto a "cenizas", invisible eso sí.
Volkas lanzó el conjuro y nuestro aguerrido marinero se lanzó al pasillo. No tardó en descubrir varios puestos de vigilancia. Tal y como sospechaban, ese camino estaba vedado. Pero no todo estaba perdido, gracias a cenizas ser Ushan comprobó que se oían voces en el estudio de Eclavdra. Lo más probable es que la tablilla suelia estuviera allí mismo, y además aquella estancia parecía contigua a la despensa.
Ser Ushan regresó junto a sus compañeros portando toda aquella información y un plan de acción comenzó a tomar forma. Mylon abriría una puerta en el muro de la despensa y Volkas bloquearía la puerta del estudio mediante un muro. Desde ese momento quedaría en manos de Delar y ser Ushan el terminar el trabajo. Y así lo hicieron.
Nada más entrar en la estancia vieron que Eclavdra no estaba a solas. Mylon se ocupó de la situación con uno de sus Destierros y se encargó de que el acompañante de la elfa desapareciera. Delar se lanzó entonces con la maza que les dieran los Despana e impactó en el pecho de la matriarca drow. Una horrible mancha necrosante se expandió por la piel de Eclavdra que se estremecía y gritaba de dolor. Ante la mirada horrorizada de nuestros aventureros la carne de Eclavdra pareció darse la vuelta mientras su forma colapsaba en una especie de huevo de carne palpitante.
Unos instantes después eclosionaba en una nueva forma, la de un torso de mujer sostenido por el abdomen de una araña gigante. Los Despana les habían engañado y ahora se enfrentaban a una draña, una criatura de pesadilla. Pero nuestros aventureros consiguieron mantener la calma y se lanzaron de nuevo al combate. El muro mágico ya no bloqueaba la puerta, pero los guardias estaban paralizados ante la nueva imagen de su matriarca.
Y entonces el aire se volvió denso. Los símbolos tentaculares que adornaban las paredes de la estancia se retiraron de una de las esquinas superiores, y de allí surgió un chorro de pura energía negra, como hebras de una telaraña que impactaron en Eclavdra y la succionaron hacia aquel vórtice de pura maldad. Los gritos de la draña congelaron en sus sitios a los guardias, mientras los Valientes de Volkas arramblaban con la tablilla y varios documentos de la mesa de trabajo de Eclavdra y salían de allí a otra prisa por una nueva puerta abierta en la pared.
La invisibilidad y un nuevo conjuro de Volar terminarían por sacar a nuestros aventureros de la gran bóveda drow. Era la hora de volver a casa.
El camino de vuelta les llevó varios días. Sin duda una conmoción recorría la Infraoscuridad. Quizás un cambio en el equilibrio de poderes debido a sus acciones. No se quedarían a averiguarlo. Ya en la superficie utilizaron la bola de cristal para contactar con Mordenkainen y su alfombra mágica los sacó de allí.
Mordenkainen les puso al día. Los gigantes se habían adueñado de algunas tierras bajas y el duque de Geoff planeaba darles como baronía precisamente tierras ocupadas, con la esperanza de que los aventureros las liberasen. Los Valientes de Volkas no estaban muy interesados en aquella nueva propuesta así que Mordenkainen, reconociendo el gran sacrificio y riesgo corridos, les pagó 10.000 monedas de oro y les consiguió la ciudadanía en la ciudad libre de Falcongrís. Eso sí, les reclamó que la Llave de Istus le fuera devuelta, canjeándola por su alfombra mágica. Por último les tradujo la tablilla y les agradeció toda la documentación que le habían llevado. Así llegaron a la conclusión de que la llave para liberar al Dios Elemental Ancestral se escondía precisamente en el plano donde habitaba Lolth.
Tras reponerse durante un par de días, nuestros aventureros agradecieron poder regresar a Falcongrís. Mylon donó buena parte de sus ganancias al templo de Pelor, mientras Volkas adquiría una pequeña casa en el barrio del arrabal, cerca ya de la avenida de la procesionaria. Ser Ushan se unió al grupo como nuevo miembro de pleno derecho, mientras Delar usaba parte de sus ganancias para ampliar la casa de Volkas y hacerse con una habitación privada.
Con todos sus asuntos en regla, los Valientes de Volkas se dispusieron a tomarse un par de meses de descanso, sabiendo que tarde o temprano volverían a sentir la llamada de la aventura. Quizás Otiluke pudiera ayudarles con eso...