Seguimos con las peripecias de los Vengadores de Boccob. En nuestra última sesión los dejamos justo tras enfrentarse a un grupo de necrófagos, en medio de los subterráneos de la barbacana y sin saber muy bien que estaban buscando.
Llamando la atención
El aire parecía llegar algo más limpio del corredor del norte, así que el grupo se decantó por esa dirección. No tardaron en encontrar un corredor que se abría a su derecha. Parecía ascender ligeramente, por lo que supusieron que podría ser el corredor por el que trajeron a Elmo y una posible vía de huida si las cosas se ponían feas.
Al final acordaron seguir hacia el norte, pues Finan no quería dejar el lugar sin saber algo más del mal que lo habitaba. De esta forma llegaron a un distribuidor con varias puertas y corredores de salida. Markus fue el primero en llegar al centro de la estancia, solo para ser recibido por múltiples flechas y varios gnolls a la carga. El grupo se lanzó al combate como una maquina bien engrasada, los gnolls nunca tuvieron una oportunidad, aunque nuestros aventureros no escaparon de rositas. Seguían quemando recursos y no se les escapaba que estaban llegando a límite de sus capacidades.
Sin duda se estaba volviendo crítico encontrar un lugar donde hacerse fuertes y descansar. Markus se dedicó a la tarea de explorar la zona, por el oeste no había salida, pues llevaba a un pequeño complejo ciego usado por los gnolls como guarida. Intentó entonces abrir una segunda puerta en la pared sur, solo para descubrir con consternación, que se trataba de una trampa que activó la caída de una gran losa de piedra. La salida hacía el norte quedó sellada con un gran estruendo, lo que les dejaba solo con el corredor por el que habían venido.
El grupo se quedó quieto y en silencio durante un par de larguísimos minutos. Cuando empezaban a relajarse escucharon un ruido metálico proveniente del sur. Dos armaduras animadas avanzaban hacia su posición, por lo que el grupo tuvo que lanzarse a un nuevo combate sin cuartel. Una vez más superaron el enfrentamiento, aunque estaban exhaustos, sin apenas capacidad para conjurar nada y con múltiples heridas que requerían cuidados. Ya no quedaba tiempo para buscar un sitio mejor, tendrían que resistir donde estaban.
Galiard utilizó la poca magia que le quedaba para animar los cuerpos de los gnolls. Por el rabillo del ojo siguió con atención la reacción de Finan, pues aún tenía muy presente el enfrentamiento con el paladín de Heironeus Heahmund por un acto muy similar. Por suerte, y aunque no ocultó su desagrado por tal acción, Finan pareció tolerarla mejor que el paladín. Además Galiard informó a sus compañeros de que guardaba otro as en la manga, pues podía utilizar un último conjuro para abrir una puerta en la losa de piedra que les bloqueaba la salida norte.
Con los zombis haciendo guardía, nuestros aventureros se aprestaron a descansar. Lamentablemente los habitantes del complejo no parecían estar dispuestos a permitirlo, y no tardaron en escuchar bastante ruido por el corredor del sur. Sin duda habían conseguido llamar la atención de quien fuera que gobernaba aquel lugar...
El grupo se quedó quieto y en silencio durante un par de larguísimos minutos. Cuando empezaban a relajarse escucharon un ruido metálico proveniente del sur. Dos armaduras animadas avanzaban hacia su posición, por lo que el grupo tuvo que lanzarse a un nuevo combate sin cuartel. Una vez más superaron el enfrentamiento, aunque estaban exhaustos, sin apenas capacidad para conjurar nada y con múltiples heridas que requerían cuidados. Ya no quedaba tiempo para buscar un sitio mejor, tendrían que resistir donde estaban.
Galiard utilizó la poca magia que le quedaba para animar los cuerpos de los gnolls. Por el rabillo del ojo siguió con atención la reacción de Finan, pues aún tenía muy presente el enfrentamiento con el paladín de Heironeus Heahmund por un acto muy similar. Por suerte, y aunque no ocultó su desagrado por tal acción, Finan pareció tolerarla mejor que el paladín. Además Galiard informó a sus compañeros de que guardaba otro as en la manga, pues podía utilizar un último conjuro para abrir una puerta en la losa de piedra que les bloqueaba la salida norte.
Con los zombis haciendo guardía, nuestros aventureros se aprestaron a descansar. Lamentablemente los habitantes del complejo no parecían estar dispuestos a permitirlo, y no tardaron en escuchar bastante ruido por el corredor del sur. Sin duda habían conseguido llamar la atención de quien fuera que gobernaba aquel lugar...