domingo, 7 de mayo de 2023

Un sandbox en detalle. Parte IV

 

Esta es la cuarta entrada dedicada a los detalles asociados a nuestra lista de pasos sugeridos para crear un sandbox de fantasía. Rob ha tenido a bien permitirme acceso a sus entradas bajo la licencia CC-BY 4.0. Este trabajo derivado queda bajo licencia CC-BY-SA 4.0, siendo la atribución requerida la siguiente: Cómo crear un sandbox de fantasía, por Javier "Dwayne Hicks" García, traducción y adaptación de la obra original How to make a Fantasy Sandbox, Robert Conley, Bat in the Attic Games.

Un sandbox en detalle. Parte IV (cubre los pasos 11, 12 y 13)

Los pasos que vamos a cubrir con esta parte son:

  1. Emplaza las localizaciones de tipo "población" y anota la especie dominante. Esto incluye los monstruos sociables.
  2. Emplaza las localizaciones de tipo "guarida" (localizaciones que giran en torno al hogar de un monstruo/monstruos).
  3. Emplaza las localizaciones de tipo "ruinas" (localizaciones que giran en torno a un lugar).


Es hora de empezar a decidir qué habita la isla que, sabemos, pertenece al Reino de las Islas, uno de los reinos eainianos. Cuando estuvimos trabajando sobre la geografía, dejamos la parte meridional despejada, así que ahí es donde vamos a emplazar la mayoría de nuestros asentamientos.

Empezaremos por situar en la bahía este un castillo (el punto negro sólido), un par de aldeas (los triángulos) y un poblado (el rombo). Me gusta la idea de hayan enanos y medianos por la zona, así que vomos a añadir otro poblado cerca de las colinas del sur y otro más en el río de la desembocadura sur relacionados con estas especies.

Rob Conley, CC-By 4.0

Pasemos ahora a añadir algunas guaridas. Como se trata de una isla, nos vendrá bien contar con un par de encuentros marítimos, por lo que procedemos a situar un par de ellos. En el bosque parece que encaja bien otro más, y terminaremos situando otros dos en la costa occidental, que está relativamente despoblado.

Rob Conley, CC-By 4.0

Ahora le toca el turno a las ruinas. La gran montaña central es ideal para situar la primera, probablemente una mazmorra de algún tipo. En la costa sur podemos situar otra en el mar, por ejemplo, un navío hundido. Completaremos este paso situando dos más en el interior que trataremos de relacionar de alguna forma con las ruinas de la montaña central.

Rob Conley, CC-By 4.0

Debido al pequeño tamaño del mapa, quizás nos ha quedado un poco saturado de localizaciones, pero creo que funciona bien como ejemplo. En cualquier caso, he tratado de distribuirlo todo de forma más o menos uniforme. La única zona que ha quedado algo más saturada es la bahía oriental.

 

Notas adicionales sobre el emplazamiento de los asentamientos

Los asentamientos medievales solían seguir un cierto patrón que podemos provechar a la hora de situar nuestros emplazamientos. Según dicho patrón, las aldeas deberían ser los asentamientos más comunes, seguidos por los pueblos y las ciudades.

Lo habitual si aplicamos el patrón, es que exista un grupo de aldeas alrededor de una aldea central principal con mercado que, generalmente, también contará con una fortaleza asociada. Dichas aldeas estarán a medio día de viaje de la aldea principal, unos 15 kilómetros, y organizarán un día de mercado aproximadamente una vez cada dos semanas.

Luego están los pueblos, que suelen contar con la presencia de un castillo y un mercado que se organiza de dos o tres veces por semana. Las aldeas con mercado suelen encontrarse a un día de viaje de los pueblos (25-30 kilómetros). Las ciudades, por último, suelen acoger mercados diarios y dan lugar a una densa red de aldeas con sus propios mercados distribuida a su alrededor.

En mapas hexagonales de 8-10 kilómetros (5-6 millas) de escala, una aldea con mercado tendrá aldeas satélites esparcidas por los seis hexágonos circundantes. Un pueblo contará con varias aldeas con mercado distribuidas en torno a unos cuatro hexágonos de distancia. Por último, una ciudad contará con aldeas en casi todos sus  hexágonos limítrofes y con una red mucho más densa de otros mercados a una distancia de 4 hexágonos.

La metrópolis principal de una ambientación podría muy bien presentar sus seis hexágonos circundantes repletos de aldeas y aldeas con mercado, además de contar con la llegada de caravanas o convoyes diarios cargados con los excedentes de alimentos traídos desde varios cientos de kilómetros a la redonda. Por ejemplo, Roma recibía envíos de grano procedentes desde Egipto.

No obstante, la mayoría de las ciudades en las ambientaciones de fantasía suelen encontrarse cerca de tierras salvajes. Un uso "realista" del patrón anterior produciría ciudades rodeadas de campos cuidadosamente cultivados en decenas de kilómetros a la redonda. Podemos maquillar esta inconsistencia si adoptamos la regla del 20%: las sociedades de una ambientación fantástica se parecerán mucho a una medieval, pero serán un 20% más productivas gracias a la magia. Si bien no estamos hablando de un uso de la magia espectacular o indiscriminado, sí podemos considerar que el efecto combinado de todos los hechiceros y clérigos generará una sociedad más próspera que la equivalente en nuestro propio mundo, al reducir el impacto de las enfermedades, al contar con más comida, con mejor ropa, etc. Esto significa que el número total de señoríos, latifundios y granjas necesarios para mantener una metrópolis se puede reducir a algo más manejable.

Si quieres algunos ejemplos más sobre como distribuir asentamientos, esta otra entrada puede resultarte de interés.

Y con esto llegamos al final de la parte IV.