Hace ya algún tiempo dejamos a nuestros aventureros volviendo a Hommlet, algo apaleados pero triunfantes, tras su incursión en la vieja barbacana. Toca ya retomar sus aventuras en pos de las reliquias de Vecna.
¡Espías!
Los Vengadores de Boccob no pudieron sino alegrarse al reconocer las estructuras que formaban la villa de Hommlet. No haría ni una semana que partieron en pos de Esmeralda, Elmo y el grupo de aventureros conocido como los Puños de la frontera, y sin embargo, parecía que habían pasado meses.
No tardaron en ser reconocidos por la calle, sobretodo al ir acompañados por Elmo. La noticia recorrió las calles como la pólvora, y nuestros aventureros no tardaron en verse ante el consejo de la villa, relatando sus cuitas ante una buena cena. Hroth no podía estar más agradecido por la vuelta de su hijo, emoción que contrastaba con el pesar de Ostler y Glora, al conocer que Esmeralda había sido llevada al templo.
Aquello liberaba a los aventureros de cualquier compromiso contraído con el consejo, que en agradecimiento por su ayuda, se ofrecieron a correr con los gastos de manutención del grupo durante su estancia en la villa. Todos tenían claro, incluido el consejo, que no entraba en los planes de los Vengadores de Boccob el quedarse disfrutando durante mucho tiempo de aquella hospitalidad.
De hecho, al día siguiente el grupo se puso en marcha a primera hora de la mañana. Nuestros aventureros tenían claro que querían seguir viaje hacia el templo, pero aún tenían que decidir la ruta. Por un lado podían ir campo a través hasta el asentamiento de Nulb. Tomar una barca que les llevara hasta ese mismo sitio infecto, o probar a llegar directamente al templo. Para preparar el viaje, Juku y Markus visitaron la casa del cambista. Habían sacado no pocas monedas de su última aventura, demasiadas para ir cargando con ellas por ahí. Así que intercambiaron las que pudieron por gemas, mucho más fáciles de transportar.
Mientras tanto, Galiard y Finan, se acercaron al almacén del pueblo. Estaban seguros de que los agentes de la barbacana habían estado recibiendo ayuda de alguien de la villa, y todo el material que encontraron en las mazmorras bien podía haber salido de allí. Rannos, el tendero, respondió a las sutiles preguntas de Galiard con evasivas, mientras Finan abandonaba la tienda y se alejaba buscando un sitio donde ocultarse. Algo no acababa de encajar.
Sin poder sacar nada realmente de provecho, Galiard abandonó el lugar, momento que aprovechó Finan para lanzar un conjuro que le permitiera oír lo que se dijera después. Así obtuvo retazos de una conversación de Rannos con el "gorila" que protegía su tienda...
- Pueden ser un incordio, prepara un cuervo, debemos avisar de que Lareth a caído. Nos ocuparemos de esos entrometidos después.
Ya no había duda. Las sospechas del grupo habían quedado confirmadas. Lo primero era detener a ese cuervo, de lo que se encargó Galiard convertido en halcón. Aquello además les proporcionó una misiva encriptada. Aquella prueba podía bastar para desenmascarar a los espías ante el consejo, aunque primero necesitaban conocer su contenido. Reconociendo que no tenían los recursos para hacerlo por ellos mismos, decidieron hacerle una visita a Burne. Si era un hechicero tan capaz como parecía, podía ser la respuesta que estaban buscando...
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