Se acaba el verano y toca retomar nuestras aventuras por tierras de Arkham. En nuestra última (y ya lejana) sesión, dejamos a nuestros aventureros en las Tierras del Sueño buscando el libro de Kaza. Veamos si lograron hacerse con él.
Cenizas sobre cenizas
Tal y como les prometió Pickman, dormir en las Tierras del Sueño no devolvió a nuestros aventureros a la tierra de los despiertos. Tras un buen sueño reparador, tocaba buscar por la ciudad algo de equipo y prepararse para la búsqueda del famoso libro de Kaza. Si querían evitar que David Lodge se saliera con la suya, había que actuar rápido.
Pickman aún tenía algo más de información que compartir con el grupo: el templo donde se almacenaba el libro se encontraba en el gran bosque que ya habían atravesado para llegar hasta la ciudad. Fue llevado alí por seguidores de Cthugha tras arrebatárselo a los zoog. Como sea que el libro no abandonó las Tierras del Sueño, y todo indicaba que el templo era una fortaleza para retener el libro más que otra cosa, los zoogs les dejaron hacer, no sin mantenerse siempre ojo avizor (¿sería eso lo que hacía el zoog perseguido por gugs que se encontraron en el bosque?). Para encontrar el templo, Pickman les entregó una vara zahorí que debía mostrarles el camino por el bosque.
Partieron sin más dilación, y tras atravesar la planicie desierta, se internaron en el bosque tras Chogan, que portaba la vara. Tras apenas un par de horas de camino, llegaron hasta una colina solitaria en el centro de un claro. Dos braseros enormes ardían a cada lado de la entrada a una cueva. Por lo demás, no parecía haber nadie en el lugar. La cueva no era muy profunda. Terminaba en una sala casi circular con un gran foso central. Un voluminoso libro se mantenía en suspensión en el centro del foso gracias a unas pesadas cadenas de metal que, partiendo desde los laterales del foso, lo sujetaban y ataban. Unas enormes llamas lamían tanto el libro como las cadenas, haciendo del todo imposible acercarse al libro.
La escena no amedrentó a nuestros aventureros, que confiaban en que hubiera una forma de apoderarse del tomo. Solo como una prueba desesperada, se les ocurrió echar arena sobre los braseros de la entrada esperando apagar las llamas que allí ardían y confiando en que eso afectase al fuego de la cámara. Para su sorpresa, el plan funcionó; si bien el tiempo que las llamas permanecían apagadas era de apenas unos segundos.
Pronto idearon un plan para apagar los braseros, sacar las cadenas de sus anclajes al foso y llevar el libro a tierra. Lograron tal proeza sin quemarse, lo que fue todo un éxito considerando la temperatura a la que se encontraban las cadenas. Tras eso, fue sencillo forzar los candados y liberar el libro.
Pero no todo iba a ser tan fácil. De vuelta a la ciudad, atravesando una vez más la planicie, fueron asaltados por un gug. Nuestro grupo no tardó en darse de cuenta de que quedarse a combatir era un suicidio (aunque les habían asegurado que morir en aquellas tierras no significaba una muerte "real"). Edward, James y Chogan se sacrificaron para que el resto del grupo huyera y pudiera alcanzar la ciudad con el libro.
Todos se reunieron de nuevo al despertar en la tierra de los despiertos. Nada parecía haber cambiado, salvo que el libro y el corazón de Kaza estaban en su poder. Aún había tiempo para detener a David Lodge, si bien tenían que llegar hasta Arkham y convencer a Tristan para que les ayudase...
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